El movimiento fundamentalista talibán afgano ha expresado su preocupación por la violación del espacio aéreo de Afganistán por parte de aviones no tripulados de Estados Unidos, exigiendo a Washington que tome en serio sus advertencias al respecto.
El viceministro de Información talibán, Zabiulá Muyahid, afirmó que estos aviones no tripulados, sin lugar a dudas, pertenecen a Estados Unidos y están ingresando al espacio aéreo de otros países hacia Afganistán, según informes recogidos por la cadena Tolo News.
Fuentes de la cadena han confirmado avistamientos de aviones estadounidenses sobre las provincias de Nimroz y, sobre todo, Kandahar, lugar de origen de los talibanes y residencia de su máximo dirigente, el mulá Hibatulá Ajundzadá.
El portavoz talibán, sin mencionar a Pakistán por nombre, instó a detener la agresión, haciendo referencia a la permisividad del país vecino hacia el vuelo de aviones de reconocimiento estadounidenses en misiones de identificación de elementos terroristas.
Expertos en seguridad consultados por Tolo News indicaron que los talibanes tienen limitadas opciones para impedir el vuelo de estos drones, dado que Afganistán carece de defensas aéreas contra aparatos que sobrevuelan su territorio a gran altitud.
20 años de conflicto
Después de dos décadas, la guerra en Afganistán llegó a su fin, siendo el general Kenneth McKenzie, quien confirmó que el último avión C17 partió de Kabul con el embajador de Estados Unidos a bordo.
La operación de evacuación masiva que que se llevó a cabo en poco más de dos semanas logró sacar de Afganistán a más de 120.000 personas, incluyendo estadounidenses, extranjeros y numerosos afganos.
Sin embargo, esta evacuación también dejó una estela de tragedia en el país.
El Consejo de Seguridad de la ONU aprobó una resolución en la que se esperó que los talibanes cumplieran sus promesas de permitir que la gente abandone el país, incluyendo a los afganos que colaboraron durante la guerra.
Además, la resolución estableció expectativas en términos generales sobre la lucha contra el terrorismo, los derechos humanos y el acceso humanitario en Afganistán.
El costo de la misión total fue alto, con más de 2.400 militares estadounidenses muertos en dos décadas.
El retiro final de las tropas estadounidenses de Kabul fue marcado por disparos de celebración por parte de las fuerzas pro-talibanes en la capital afgana.
Durante los 20 años de presencia estadounidense en Afganistán, más de 800.000 militares estadounidenses y 25.000 civiles prestaron servicio en el país.