Este domingo Uruguay celebrará elecciones presidenciales y parlamentarias que marcarán el fin del mandato del centroderechista Luis Lacalle Pou, quien, debido a limitaciones constitucionales, no puede aspirar a la reelección.
Por lo que tras cinco años de gobierno, el país enfrenta un complejo panorama de aumento en la pobreza infantil y de inseguridad pública, problemas que dominan el debate electoral y preocupan a los votantes.
La contienda presidencial se centra en tres candidatos principales: Yamandú Orsi, del Frente Amplio (FA), quien busca el regreso de la izquierda al poder; Álvaro Delgado, del Partido Nacional (PN) y cercano colaborador de Lacalle Pou; y Andrés Ojeda, del Partido Colorado (PC), quien se presenta como una opción innovadora dentro de su partido tradicional. Las encuestas reflejan una clara ventaja del FA, aunque es poco probable que alguno de los candidatos logre más del 50% de los votos en la primera vuelta.
Diversas consultoras dan al Frente Amplio entre el 42% y el 47% de intención de voto, mientras que el Partido Nacional ronda el 22% al 24% y el Partido Colorado entre el 12% y el 17%.
Según la politóloga Tamara Samudio, el próximo gobierno podría depender de la coalición centro-derechista establecida durante el mandato de Lacalle Pou, que incluyó al PN, PC, Cabildo Abierto y el Partido Independiente.
La coalición de Lacalle Pou, pionera en la historia de Uruguay, ha sido exitosa en mantenerse unida durante todo su mandato.
Sin embargo, Samudio destaca que el Frente Amplio ha mostrado un crecimiento en las encuestas de cuatro a cinco puntos en comparación con las elecciones de 2019, una diferencia que podría influir en el resultado final y en el equilibrio parlamentario.
Además de elegir presidente y vicepresidente, los uruguayos renovarán el Congreso Nacional.
Se disputarán 99 escaños en la Cámara de Diputados y 30 en el Senado.
También se votarán dos plebiscitos, uno sobre la reforma del sistema de seguridad social, promovida por el sindicato central PIT-CNT, y otro sobre permitir allanamientos nocturnos en casos de delitos graves.
Yamandú Orsi, candidato del FA, busca devolver el poder a la izquierda uruguaya tras la administración de Lacalle Pou.
Exintendente de Canelones, Orsi ha basado su campaña en el fortalecimiento de la economía, la protección social y la seguridad pública, proponiendo políticas para aumentar el poder de compra de los trabajadores y ampliar el acceso a vivienda y educación.
Álvaro Delgado, el principal contendiente de Orsi, representa la "continuidad, pero no el continuismo" del Partido Nacional.
Delgado propone mantener las políticas económicas de Lacalle Pou, con énfasis en la competitividad y modernización del sistema productivo, y promete ajustes para avanzar las transformaciones iniciadas en el actual gobierno.
Por su parte, Andrés Ojeda, del Partido Colorado, se presenta como una alternativa rupturista que busca atraer a jóvenes y renovar a su partido con propuestas enfocadas en salud mental y bienestar animal. Según el politólogo Adolfo Garcé, Ojeda representa una novedad interesante dentro de un partido con casi 200 años de historia.Es probable que el resultado de las elecciones lleve a una segunda vuelta en noviembre.
De ser así, se anticipa una fuerte competencia entre el Frente Amplio y la coalición de centro-derecha, con el apoyo clave de los partidos Colorado, Cabildo Abierto e Independiente, lo que definiría el próximo gobierno.
Las decisiones de esta elección podrían cambiar el rumbo de Uruguay en materia económica y social, configurando un nuevo ciclo de políticas públicas.
Los resultados también serán fundamentales para la configuración del nuevo Parlamento, que influirá en la capacidad de gobernar de quien resulte vencedor en noviembre.