Lima, Perú.- En medio de una severa crisis nacional y una popularidad por los suelos, Dina Boluarte cumple su primer año de gestión en una plaza de Lima rodeada de militares.
La policía anunció el despliegue de casi 6 mil policías en zonas clave del centro histórico capitalino para controlar al menos tres puntos donde estaban programadas las protestas en la jornada y la plaza frente al palacio presidencial lucía rodeada de rejas de metal que impedían el libre acceso.
Temprano en una ceremonia en una plaza de un barrio de Lima rodeada únicamente de militares y sin presencia de civiles, Boluarte dijo que al asumir la presidencia el 7 de diciembre de 2022, convocó "a la más amplia unidad" de los peruanos así como a un "amplio proceso de diálogo con todas las fuerzas".
Las pocas veces que Boluarte ha intentado mostrarse frente a la población ha sido abucheada con gritos que la llaman "asesina" o "traidora", incluso en sus dos viajes a Estados Unidos.
La mandataria, una abogada de 61 años, tiene una popularidad de apenas 8%, según una encuesta de noviembre del Instituto de Estudios Peruanos. La cifra es la más baja comparada con sus 12 antecesores.
Perú sufre una recesión económica después de un cuarto de siglo que se traduce en el alza del desempleo y la caída de la producción. La recesión ha coincidido con el aumento de la delincuencia, incluido los delitos de extorsión que aumentaron 50% entre enero y agosto, en comparación con el mismo periodo de 2022, según estadísticas oficiales.
Boluarte sucedió el 7 de diciembre de 2022 al entonces presidente Pedro Castillo, de quien era vicepresidenta. Castillo fue destituido por el Parlamento tras intentar su disolución. Fue detenido y en la actualidad cumple tres años de cárcel, en la misma donde estaba Fujimori, mientras es investigado por supuesta corrupción y rebelión.
El gobierno de la primera mujer en alcanzar la presidencia de Perú entró en una crisis inmediata al sucederse casi 500 protestas que exigían su renuncia sobre todo en las regiones del sur de los Andes, de mayoría indígena y donde Castillo había arrasado en los comicios presidenciales de 2021.
Al llegar al poder Boluarte giró "rápidamente a buscar el consuelo del establishment político de la derecha peruana, en lugar de buscar reconciliarse con los actores que votaron por Pedro Castillo y eso es difícil que pueda ser olvidado por las personas", dijo el analista político peruano Gonzalo Banda.
Muchos peruanos recuerdan que exactamente un año antes de la destitución de Castillo, Boluarte prometió ante las cámaras de la televisión pública y frente a miles en la plaza principal de la ciudad de Juliaca que si Castillo era destituido ella también iba a renunciar, algo que nunca hizo.
Naciones Unidas, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y varios grupos como Human Rights Watch y Amnistía Internacional coincidieron en diversos informes que las fuerzas de seguridad peruanas violaron derechos humanos, usaron armas de fuego y torturaron durante las manifestaciones.
La ONU contabilizó 108 civiles heridos con armas de fuego y de esos el 60% presentaban heridas en las partes superiores del cuerpo, como la cara, la mandíbula, el pecho y la espalda. El 39% han quedado con "secuelas físicas permanentes", luego que los proyectiles alcanzaron órganos vitales, se indica. Adicionalmente al menos 713 civiles también fueron heridos, pero mayormente por contusiones.
En septiembre durante su primer viaje como mandataria a Nueva York para asistir a la Asamblea General de Naciones Unidas, la presidenta Boluarte dijo que Perú está en proceso de "pacificación".