El Ejército sirio lanzó una ofensiva en la ciudad de Idlib el domingo, enviando refuerzos para frenar el avance de los insurgentes en el noroeste del país.
La acción ocurre tras la toma de Alepo y varias localidades estratégicas en provincias cercanas por parte de los rebeldes.
El grupo Hayat Tahrir al-Sham, liderado por el Organismo de Liberación del Levante, encabezó los ataques en lo que ha sido una sorpresa ofensiva, marcando un punto crítico en el conflicto sirio.
Los insurgentes, que lograron capturar gran parte de Alepo el sábado, también afirmaron haber ingresado a la ciudad de Hama, aunque no se ha confirmado de manera independiente.
Hama, ubicada a unos 100 kilómetros al sur de Alepo, se ha convertido en el próximo objetivo de la coalición de rebeldes yihadistas.
Para los analistas, la caída de Hama sería una "prueba de fuego" para el régimen de Bashar al-Assad, ya que esta ciudad se encuentra rodeada por territorios bajo control gubernamental y podría significar una mayor pérdida de apoyo popular al gobierno sirio.
Farid Kahhat, analista político, señaló que Hama representa un desafío mucho mayor que Alepo debido a su proximidad a las zonas controladas por el régimen, lo que hace que su caída podría marcar el principio del fin para el gobierno de al-Assad.
En este contexto, la ofensiva rebelde ha generado preocupación tanto en Siria como en la comunidad internacional, que observa atentamente los movimientos de las fuerzas sirias y sus aliados, incluidos Irán y Rusia, que también enfrentan desafíos en otras regiones.
Desde el inicio de la ofensiva el 27 de noviembre, los enfrentamientos han dejado más de 400 muertos, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
Respaldo de Irán
El ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, llegó a Damasco el domingo en un intento de reforzar el apoyo de Teherán al gobierno de Bashar al-Assad.
En su visita, Araghchi reafirmó el respaldo de Irán al régimen sirio, mientras que varios líderes árabes, incluidos el rey Abdullah II de Jordania y el presidente de los Emiratos Árabes Unidos, Mohammed bin Zayed, expresaron su solidaridad con el presidente sirio a través de llamadas telefonicas.
Sin embargo, la situación en el terreno continúa siendo complicada, con la ofensiva rebelde ganando terreno en varias regiones.
En particular, los insurgentes liderados por el grupo Hayat Tahrir al-Sham han lanzado una serie de ataques en múltiples frentes, incluyendo la toma de la ciudad estratégica de Sheikh Najjar en Alepo y el avance hacia la provincia de Hama.
El enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, ha advertido sobre los riesgos de una escalada en el conflicto, subrayando que ninguna parte puede resolver la guerra por medios militares.
Mientras tanto, las fuerzas gubernamentales han llevado a cabo bombardeos aéreos en la región de Idlib y Alepo, lo que ha resultado en víctimas civiles.
Además en un giro inesperado, han surgido rumores sobre la implicación de los kurdos en el conflicto, ya que algunos informes filtrados desde Turquía sugieren que las milicias kurdas sirias podrían estar enfrentándose a los grupos islamistas en el norte de Alepo, en una alianza tácita con Damasco.
Esta dinámica podría complicar aún más la situación en el norte, donde las Fuerzas de Siria Democrática, apoyadas por Estados Unidos, se enfrentan tanto a los restos del Estado Islámico como a presiones turcas.