El presidente palestino, Mahmud Abbas, lanzó una enérgica condena contra Israel el viernes, acusando al gobierno de Benjamin Netanyahu de buscar la expulsión de los palestinos de sus tierras.
Esta declaración surge después de que Netanyahu anunciara un plan para expandir la ofensiva militar en la Franja de Gaza a Rafah, en el extremo meridional donde residen más de un millón de desplazados.
Abbas advirtió que este movimiento israelí constituye una amenaza real y peligrosa, considerando que es un preludio a la implementación de una política destinada a desplazar al pueblo palestino de su tierra.
La Presidencia de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) emitió un comunicado en el que responsabilizó tanto a Israel como a la administración estadounidense de Joe Biden de las consecuencias de esta política destructiva y llamó al Consejo de Seguridad de la ONU a actuar al respecto.
El llamado al Consejo de Seguridad se basa en la percepción de que Israel, al tomar estas decisiones, amenaza la seguridad y la paz en la región y en el mundo.
El comunicado destaca que estas acciones cruzan todas las líneas rojas y advierte sobre la creación de otra Nakba, refiriéndose al éxodo de cientos de miles de refugiados palestinos durante la guerra de 1948.
Los ataques israelíes contra Rafah, donde viven hacinados 1,3 millones de palestinos, han aumentado en los últimos días, confirmando los rumores sobre una ofensiva israelí en la zona. Esta área es especialmente vulnerable, ya que fue donde se ordenó a la población del norte de Gaza huir durante el inicio del conflicto armado.
El conflicto en Palestina ha generado una crisis humanitaria sin precedentes, recordando trágicamente los horrores del Holocausto.
Las condiciones de vida en Gaza, con una densidad de población extrema y recursos limitados, han llevado a su población a enfrentarse a condiciones de vida inhumanas.
Los bombardeos indiscriminados, la falta de acceso a atención médica adecuada y la escasez de alimentos y agua potable han dejado a miles de personas en una situación desesperada, recordando los campos de concentración de la Segunda Guerra Mundial.
El desplazamiento forzado, la demolición de hogares y la discriminación generalizada reflejan un patrón de opresión y persecución que recuerda los peores momentos de la historia.