Quito, Ecuador.- A unos cien fallecidos asciende hasta el momento el saldo en lo que se considera la peor masacre carcelaria en Ecuador, permeada por el crimen transnacional, informó la autoridad carcelaria el miércoles, mientras el presidente Guillermo Lasso decretó el estado de excepción nacional en todo el sistema penitenciario, indicó un comunicado de la Secretaría de Comunicación.
El Servicio Nacional de Atención Integral a Personas Adultas Privadas de la Libertad y a Adolescentes Infractores del Ecuador (SNAI) difundió la cifra por la tarde en Twitter y añadió que se reportan al menos 52 heridos tras los incidentes del 28 de septiembre pasado en la penitenciaría de Guayas.
Se trata de “una tragedia … esta pelea entre bandas, grupos delincuenciales que en la búsqueda del poder interno llegan a estos niveles”, dijo el director del Servicio de Atención a Personas Privadas de Libertad, Bolívar Garzón, en declaraciones a la radio FMundo. Si bien él no quiso especificar una cifra total, afirmó: “yo creo que vamos a llegar a los 100”. Añadió que se está ingresando a los pabellones y “estamos descubriendo más cadáveres”, acotó.
Imágenes que circulan en redes sociales dan cuenta del hallazgo de decenas de cadáveres en los pabellones 9 y 10 del centro penitenciario. Está previsto que el presidente Lasso dé una rueda de prensa para entregar información oficial y comunicar las acciones que se adoptarán para controlar esta emergencia carcelaria.
El macabro escenario al interior de la penitenciaría se completa con un ambiente de miedo e incertidumbre en los exteriores, donde familiares de los detenidos protagonizaban escenas de dolor e incertidumbre, mientras arribaban efectivos de fuerzas especializadas de la Policía y el Ejército y salían precipitados los vehículos de medicina legal.
Para el exdirector de inteligencia militar, coronel Mario Pazmiño, el sangriento amotinamiento evidencia que “el crimen organizado transnacional ha permeado la estructura del estado”, cuya gobernabilidad ha sido “trastocada por la injerencia de carteles internacionales como Sinaloa y Jalisco Nueva Generación”, que operan a través de bandas locales.
“Quieren sembrar el miedo”, aseguró, y explicó que “mientras más radical y violenta es la forma de asesinar”, más logran su objetivo de control entre bandas.
Según se divulgó la víspera, una disputa entre “los choneros” y “los lobos”, habría desatado el enfrentamiento armado que, a decir de Pazmiño, se da por la pelea del “control territorial” dentro y fuera de las cárceles para dominar las actividades de narcotráfico y microtráfico.
El experto calificó de “grave” la situación carcelaria que estaría poniendo a Ecuador en una posición de inseguridad y violencia nunca vistas.
Según opinó Pazmiño, ante este escenario el gobierno ecuatoriano debería ceder temporalmente el control de las cárceles a la policía nacional, mientras se diseña una estrategia que permita formar adecuadamente a los guías penitenciarios y delegar la administración a expertos en criminología, siquiatría, manejo de crisis y negociación; además de privatizar las áreas de provisión de seguridad para la implementación de puertas blindadas, sistemas de inhibición de celular efectivas, entre otras.
Otras medidas que deben incluirse en una estrategia integral involucran al sistema judicial con la sustitución de medidas alternativas a las penas, pues el 16% de la población carcelaria no tiene sentencia ejecutoriada lo que complica el hacinamiento carcelario, dijo el ex coronel del Ejército.
Añadió que se debe reestructurar los programas de reinserción social para que la gente pueda salir del ambiente delictivo y contrarrestar un flagelo de corrupción por el cual siguen ingresando armamento y droga a los centros penitenciarios pese a los permanentes controles que efectúa la autoridad.
Ecuador vivió el martes una jornada violenta en la penitenciaría del Litoral que sería la cuarta en lo que va del año. En febrero, el saldo de un amotinamiento simultaneo fue de 79 muertos, en julio 22 reos fallecieron y en septiembre un ataque con drones se produjo sin dejar víctimas mortales.