Kabul, Afganistán.-Al menos dos combatientes y tres civiles fallecieron el miércoles en ataques a vehículos talibanes en la provincia de Nangarhar, en el este de Afganistán, en la última ronda de violencia contra el grupo tras su toma del poder a mediados de agosto, dijeron testigos.
En uno de los incidentes, pistoleros abrieron fuego contra un vehículo de los talibanes en una gasolinera en la capital regional, Jalalabad, matando a dos combatientes y a un dependiente, afirmaron testigos, que agregaron que entre las víctimas mortales había también un niño.
Otro menor fue asesinado y dos talibanes resultaron heridos en un ataque con bomba contra otro auto. Otro atentado, también con bomba, contra un vehículo talibán estacionado en Jalalabad dejó un herido, aunque por el momento se desconoce si es un funcionario talibán.
Los testigos hablaron bajo condición de anonimato por temor a represalias.
Nadie reclamó de inmediato la responsabilidad por los ataques del miércoles. La filial del grupo extremista Estado Islámico, que está asentada en esa parte del país, sí se atribuyó atentados similares que causaron ocho muertos en Jalalabad la semana pasada.
El Talibán y EI son enemigos, y los ataques plantean la posibilidad de un conflicto más amplio entre los nuevos gobernantes y sus rivales.
Los talibanes están bajo presión para contener a EI, en parte para cumplir su promesa a la comunidad internacional de que evitarán que el país se convierta en centro de planificación para ataques en todo el mundo. Además hay amplias expectativas de que, a pesar del miedo y el recelo a los talibanes, éstos consigan restaurar al menos cierta sensación de seguridad pública.