El Gobierno estadounidense reveló planes para incrementar aranceles sobre diversos productos chinos, incluyendo vehículos eléctricos, baterías, células solares, acero, aluminio y equipos médicos. Esta medida intensifica la fricción entre las dos economías más grandes del mundo.
La decisión llega en un contexto de campaña electoral en Estados Unidos, donde tanto el Presidente Joe Biden como su predecesor republicano, Donald Trump, buscan presentarse como los más firmes frente a China.
La respuesta de China no se hizo esperar, emitiendo un comunicado en el que advierte que los aranceles "afectarán seriamente la atmósfera de la cooperación bilateral", utilizando incluso el término "bullying" para referirse a la medida.
Los aranceles aumentados se aplicarán a importaciones anuales provenientes de China por un valor aproximado de 18 mil millones de dólares, según funcionarios de la Casa Blanca. Uno de los mayores incrementos será la cuadruplicación de los aranceles sobre los vehículos eléctricos chinos, del 25 al 100 por ciento.
Aunque es poco probable que estos aranceles tengan un efecto inflacionario significativo debido a su estructura, los funcionarios estadounidenses creen que la medida no aumentará las tensiones con China. Sin embargo, reconocen que Beijing probablemente buscará maneras de responder de manera recíproca.
Los impuestos se añadirán de manera escalada en los próximos tres años, abarcando vehículos eléctricos, células solares, jeringas, agujas, acero, aluminio y otros productos. Aunque actualmente hay pocos vehículos eléctricos chinos en Estados Unidos, existe la preocupación de que modelos de bajo precio, facilitados por los subsidios del Gobierno chino, puedan inundar el mercado norteamericano en el futuro cercano.
Las compañías chinas, con suficiente capacidad en la producción de células solares, acero y aluminio, mantienen precios competitivos y están contribuyendo a una transición hacia una economía más verde, según las autoridades chinas.