Washington, EU.- Cada primavera boreal, las aves migratorias llegan a los Estados Unidos continentales desde Sudamérica y Centroamérica para reproducirse. Pero el momento preciso en que llegan cada primavera varía de un año a otro.
En un estudio dirigido por la NASA, y publicado en el Boletín de la Sociedad Meteorológica Estadounidense, los científicos han vinculado esta variabilidad a patrones climáticos a gran escala que se originan a miles de kilómetros de distancia.
Las aves migratorias benefician a los ecosistemas al ayudar a controlar las plagas, polinizar las plantas y servir como alimento para otras especies silvestres. Cuanto más conozcan los administradores de tierras los actuales patrones migratorios de estas aves —y los patrones migratorios que probablemente se desarrollen en el futuro debido al cambio climático—, mejor podrán dirigir sus esfuerzos para proteger a las aves y restaurar y conservar sus hábitats. Este estudio los acerca un paso más hacia ese objetivo.
Los científicos analizaron 23 años de datos de migraciones de aves, recopilados a través del sistema de radar de nueva generación de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés) —una red de 143 estaciones de radar en todo el continente estadounidense— para determinar la variabilidad en el momento de la llegada de las aves cada primavera boreal. Aquí es donde hicieron su primer descubrimiento: Estados Unidos podría dividirse en dos regiones, este y oeste, cada una con un patrón distinto de variabilidad en los momentos de llegada de las aves.
La región este incluye todas las áreas al este de los 102 grados de longitud oeste, una línea que, en Estados Unidos, divide a Dakota del Norte y se extiende hacia abajo a través de Texas. La región oeste incluye todas las áreas al oeste de esa línea.
La migración de aves en Estados Unidos se monitorea en el contexto de cuatro “rutas migratorias” o vías migratorias principales: dos en el este de Estados Unidos y dos en el oeste de ese país. La nueva investigación explora las diferentes influencias en cada mitad del país que afectan la aparición de las señales ambientales, como la temperatura y los patrones climáticos, que impulsan a las aves a viajar a lo largo de sus rutas migratorias.
“Nuestro enfoque no reemplaza las ‘rutas migratorias’, sino que introduce un marco geográfico diferente que refleja la variabilidad interanual de la migración de aves a escala continental”, dijo Amin Dezfuli, científico del Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland, y autor principal del estudio. “Este marco nos ayuda a comprender mejor cómo los patrones climáticos influyen en los movimientos de las aves a gran escala y la variabilidad de la migración”.
Con el fin de identificar lo que impulsaba la variabilidad de la migración de aves en cada una de estas regiones recién definidas, el equipo científico analizó los datos meteorológicos y de modelos climáticos para ambas regiones. Descubrieron que la variabilidad en la región oeste estaba fuertemente vinculada a la temperatura regional del aire y de la superficie del mar en el océano adyacente (Pacífico). Por ejemplo, temperaturas superiores al promedio en esta región en 2005 dieron lugar a que las aves llegaran antes que el promedio.
Descubrieron que la variabilidad en la región este, sin embargo, estaba más fuertemente vinculada a perturbaciones atmosféricas a gran escala llamadas ondas de Rossby. Las ondas de Rossby se forman debido a la rotación y la geografía de la Tierra. Ayudan a transferir aire caliente desde los trópicos hacia los polos y aire polar frío a las latitudes más bajas. Al fluir de este a oeste, pueden tener miles de kilómetros de largo e impactar los patrones climáticos y meteorológicos.
“Usando los datos climáticos, pudimos atribuir los patrones de migración de las aves, especialmente en la región del este de Estados Unidos, a las ondas de Rossby”, dijo Dezfuli. “Las ondas de Rossby pueden activarse en el Pacífico tropical, a miles de kilómetros de distancia, y propagarse hasta Estados Unidos, proporcionando las condiciones climáticas que asociamos con estos patrones de migración de las aves”.
Debido a que las ondas de Rossby pueden ser tan largas horizontalmente como el mismo país, un pico en el oeste puede traer temperaturas cálidas a esa región, mientras que una vaguada de baja presión en el este podría traer temperaturas más frescas y tormentas a la región del este al mismo tiempo. Esto afecta en última instancia a la migración de aves en ambas regiones.
“Conocer el momento de la migración es fundamental para nuestra comprensión general de los sistemas de migración”, dijo Kyle Horton, coautor y biólogo de la Universidad Estatal de Colorado. “Este estudio agrega una nueva e importante dimensión a este conocimiento, destacando qué tan interconectados están los sistemas de migración con la circulación atmosférica cercana y lejana”.
Dezfuli ahora está buscando cómo se pueden aplicar estos resultados en el futuro.
“Ahora que hemos establecido asociaciones regionales específicas entre la variabilidad climática y los patrones de migración de las aves, podríamos investigar los posibles cambios en los patrones migratorios en futuros escenarios climáticos”, dijo Dezfuli.
Cuanto más conozcan los científicos y otras partes interesadas los efectos del cambio climático en la migración de las aves, mejor podrán prepararse para proteger a estas criaturas y los hábitats de los que dependen.