CIUDAD DE MÉXICO, enero 12 (EL UNIVERSAL).- Las frases de "¡qué lindo soy, qué bonito soy, cómo me quiero!", "si hay y bien" y "baquetona" no habrían sido populares sin la voz de Paco Stanley.
El conductor y locutor dominó la escena televisiva nacional durante la década de los 90, gracias a programas como "Pacatelas" y "Una tras otra", donde hizo mediáticos varias cosas como el baile del gallinazo.
Pero las cosas no fueron de un día para otro.
Años antes, merced a su timbre de voz y simpatía ante cámara, trabajó como locutor y fue elegido para programas como "Alegría de mediodía", antes de ser el anfitrión de "El club del hogar", emisión vespertina de variedades, que prácticamente era visto por todo el país.
En los 80 fue llamado para "La carabina de Ambrosio", programa nocturno de comedia, en donde además presentaba el segmento Valle de Lágrimas, parodia de las telenovelas mexicanas, que definitivamente le dio el impulso final para tener su propia producción.
Nada mal para este hombre nacido en 1942 y que estudió derecho en la UNAM, a la par de cursos de mercadotecnia y psicología.
El teatro, la poesía y la política en la vida de Stanley
Durante más de una década interpretó el estelar de la obra Don Juan Tenorio, que entonces abarrotaba el teatro en corta temporada, y, debido a su voz, grabó tres discos como declamador.
Siempre hizo pública su simpatía por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) donde fue subsecretario de Comunicación de la Secretaría de Técnicos y Profesionales de la Comisión Nacional de Organizaciones Populares (CNOP) y Titular técnico del Consejo Consultivo del Primer Distrito Electoral en la Ciudad de México.
En su ramo artístico llegó a ser presidente de la Asociación Nacional de Locutores y fue de las caras principales de ECO, la empresa televisiva que buscó ser el máximo referente informativo en español.
A finales de 1998 decidió dejar Televisa y atender la invitación de TV Azteca para encabezar su barra matutina con "Una tras otra", al que se sumaría la emisión nocturna semanal "Si hay y bien", que sólo duró un mes debido a su asesinato en junio de 1999.