Personalidades como Willem Dafoe, Marion Cotillard, Tilda Swinton y Adam Driver lo conocen. Las estrellas de "Pelotón", "La vida en rosa", "Tenemos que hablar de Kevin", y la nueva trilogía de "Star Wars" podrían no haber hecho algunos de sus filmes sin la presencia de este mexicano, quien opta por estar lejos de los reflectores.
Julio Chavezmontes es, a sus 39 años, junto con su socio Sebastián Hofmann, uno de los productores nacionales que más conocen en el universo cinematográfico mundial.
Cannes, San Sebastián, Rotterdam y Sundance son algunos de los festivales que han programado cintas en que colabora, ganando premios.
Tan sólo esta semana estará en la competencia oficial del certamen francés con "Triangle of sadness", protagonizada por Woody Harrelson; es su tercer año participando desde 2018.
"Lo que he hecho es consecuencia de una industria que ha crecido exponencialmente y ha hecho un trabajo antes que nosotros desde principios de siglo con Iñárritu, Carlos Reygadas, Cuarón y Del Toro, y productores como Mónica Lozano ('No se aceptan devoluciones') y Bertha Navarro ('El laberinto del fauno') que nos abrieron las puertas con su prestigio", explica.
"A lo mejor lo que producimos con PIANO —su compañía productora— escapa de los códigos de cine nacional, por ejemplo, la película que va a Cannes tiene a un director sueco y se habla inglés, pero son historias que nos hablan a todos", agrega.
Julio estudió historia y cine. Recibió una oportunidad de Carlos Reygadas para trabajar en su empresa Mantarraya y ahí comenzó todo.
A Dafoe lo convencieron para protagonizar en Real del Catorce el filme "Opus Zero", en 2016, del que el actor de "Spider-Man" siempre se expresó bien.
De hecho, recordó, el guión de un hombre que no termina una sinfonía lo atrapó tanto que no cobró lo que normalmente haría.
"Fueron tres años de trabajo y siempre tuvo fe en el proyecto", dijo en su momento Julio Chavezmontes.
Cuando apareció por vez primera en Cannes con "La daga en el corazón", hace cuatro años, el mexicano traía en su foja fílmica producciones nacionales como Halley, sobre un moderno zombi; el documental "Eco en la montaña" y la ganadora en Sundance, "Tiempo compartido".
Pero se comenzó a buscar en otros países. En Sundance precisamente conoció a Rubén Östlund ("The square") con quien ahora va a Cannes con una cinta en la que una pareja de modelos es invitada a un crucero con una variedad de multimillonarios, entre ellos un oligarca ruso, traficantes británicos de armas y un capitán alcohólico.
Marion Cotillard y Adam Driver formaron parte de la película "Annette", cuyo director Léos Carax, lejos de decir lo que necesitaba, dejaba a los productores proponer dándoles libertad. Y Tilda Swinton colaboró en "Memoria", la primera cinta en inglés y español del tailandés Apichatpong. Ambas cintas fueron ganadoras en el festival galo del año pasado.
"Lo que uno descubre en esto es no sólo el valor del trabajo, sino de la colaboración, de encontrar sintonía con la gente y hacer cosas en conjunto, porque el cine es eso. Ojalá y con cada película que se suma tuviéramos más facilidad para la otra, pero no es así, todo el tiempo uno tiene que revalidar y demostrar que puede, en todo momento", dice el productor.
Ahora mismo está en EAMI, una docuficción de la guaraní Paz Encina ("Hamaca paraguaya", ganadora del Fipresci en Cannes, 2006) y prepara el estreno de "Malintzin 17", basado en material dejado por el cineasta Eugenio Polgovsky, fallecido hace cuatro años.
La primera habla acerca de una región con el ritmo de deforestación más alto del mundo y el otro son videos de un pájaro que anida sobre un cable.
"Cualquier película es complicada, siento admiración así sea por una estudiantil que una de Hollywood, hacerla, concluirla, siempre es un reto gigantesco".