Meghan Markle adoptó el apellido Sussex cuando se casó con el príncipe Harry en una pomposa ceremonia en la Capilla de San Jorge, en Windsor, en mayo de 2018 y se convirtió oficialmente en la duquesa de Sussex.
Sin embargo, la ex actriz estadounidense, de 38 años, tendría que adoptar un nuevo apellido después de acordar con la familia real que ella y su marido ya no usarán sus títulos reales en calidad oficial. Markle sigue siendo conocida por su apellido de soltera, pero puede optar por ponerse otro apellido real mientras se embarca en su nueva vida independiente con residencia en Canadá.
De acuerdo al tabloide Express, Meghan tiene la opción de adoptar el mismo apellido que la reina Isabel II y el príncipe Felipe de Edimburgo eligieron para transmitir a sus descendientes ya en 1952. Si bien la mayoría de los miembros de la familia real usan tradicionalmente sus títulos como apellidos, a los herederos de la monarca se les ha otorgado el derecho de usar Mountbatten-Windsor cuando sea necesario.
Meghan Markle y el príncipe Harry decidieron darle a su hijo Archie Harrison, nacido el pasado mayo, el apellido Mountbatten-Windsor en homenaje al duque de Edimburgo. Por lo tanto, la duquesa de Sussex podría seguir en línea con su primogénito y llegar a ser conocida de forma pública como Meghan Mountbatten-Windsor.
Hoy la pareja real reside en Vancouver Canadá, e intenta generar su propio dinero para no depender financieramente de Carlos de Inglaterra.
Antes de convertirse en el duque de Sussex, el príncipe Harry solía ser conocido como Harry de Gales después, luego de que él y su hermano el príncipe William decidieran tomar el nombre real de su padre.
El rey Jorge V eligió tomar el nombre de Windsor por una de las residencias favoritas de la familia en Berkshire. Y cuando el príncipe Felipe se casó con la entonces princesa Isabel en 1947, renunciando a sus títulos griegos y daneses, se convirtió en un ciudadano británico naturalizado con el apellido Mountbatten.
Los dos títulos reales se fusionaron como resultado de una larga pelea entre el duque de Edimburgo y la reina sobre el derecho de Felipe a dar a sus hijos su apellido. Después de heredar el trono, Su Majestad declaró en 1952 que el apellido de la familia real sería Windsor y no Mountbatten.
Según las malas lenguas, la decisión enfureció al duque de Edimburgo, de quien se dice que gritó “Solo soy una ameba”, reclamándole a su esposa que era el único hombre en el país que no había dado su apellido a sus hijos.
En 1960, la reina le otorgó una concesión cuando se decretó que sus descendientes directos a quienes no se les concedió el título de príncipe o princesa se les daría el apellido Mountbatten-Windsor, incluido a la nueva incorporación real Archie.
La reina, de 93 años, está en cuarentena en el castillo de Windsor con su esposo, el príncipe Felipe, de 98, y con dos de sus asistentes de mayor confianza, Paul Whybrew y Angela Kelly.
Este miércoles la corona británica dio a conocer que el príncipe Carlos de Inglaterra tiene coronavirus pero se encuentra en buen estado de salud. Junto a su esposa Camilla Parker Bowles se encuentran en el Castillo de Balmoral, Escocia.