Aunque se había mantenido en completo hermetismo, Maribel Guardia rompió el silencio tras la muerte de su único hijo, Julián Figueroa. Con un nudo en la garganta y el dolor dibujado en el rostro, la actriz agradeció el cariño que ha recibido de sus fans, amigos y los medios de comunicación en estos momentos tan duros.
La costarricense también explicó los motivos que tuvo para no abrir las puertas de su hogar y velar a su hijo solamente con la gente que lo conocía y que tanto lo amaba: "no quise hacer nada en una funeraria porque Julián murió en la casa y porque cuando murió su papá sufrió muchísimo con que anduviera de arriba para abajo", dijo ante las cámaras y micrófonos que se encontraban a las afueras de su casa.
Reveló también que la decisión de cremar el cuerpo de su hijo la tomó en conjunto con su nuera, Imelda garza, y con el único propósito de que su nieto no viera a su padre dentro de un féretro: "Necesitábamos vivir este dolor en familia, con gente que realmente conoció y amó a Julián. Yo sé que el duelo apenas está empezando, aún nos falta mucho camino por recorrer", agregó en declaraciones retomadas por Foro TV.
La actriz no pudo contener el llanto al recordar al joven, a quien describió como "el niño de mis ojos": "Ha sido muy duro perderlo, pero Dios me lo dio y Dios me lo quitó. Tenía tanto por recorrer, estaba empezando su carrera, tenía 500 composiciones, tocaba el piano, montaba a caballo, tocaba la guitarra, pero así fue".
El consuelo que, dice, le dejó su hijo tras su partida es la compañía de Imelda y por supuesto su pequeño nito Julián, a quien dedicará su vida: "Me dejó a esta niña tan linda y a un bebé precioso que tenemos que sacarlo adelante", expresó.