La muerte de la reina Isabel II de Inglaterra marcó el final de una era y dejó una profunda huella en el mundo. Sin embargo, aunque la muerte fue atribuida a causas naturales, lo cierto es que la salud de la reina siempre se trató con sutileza, ahora, el exministro, Boris Johnson, dijo saber que la reina padecía cáncer en los huesos antes de su deceso.
Esta es la primera vez que un político británico de alto rango aborda abiertamente la posible causa de la muerte de la monarca, que falleció el 8 de septiembre de 2022 a los 96 años.
En un extracto de su próximo libro de memorias, "Unleashed", Johnson comparte que era consciente del diagnóstico desde hacía más de un año antes de su renuncia en septiembre de 2022, justo dos días antes del fallecimiento de la reina.
Las palabras del exprimer ministro ponen de manifiesto la realidad de su estado de salud, que, según lo describe, era evidentemente deteriorado a causa de la dureza de la enfermedad.
"Yo sabía desde hacía un año o más que tenía una forma de cáncer de huesos y sus médicos estaban preocupados de que en cualquier momento pudiera entrar en un declive brusco", relata.
Johnson recuerda su último encuentro con la reina, donde notó un cambio evidente en su apariencia, pero a pesar de su condición, la reina estaba decidida a cumplir con su deber.
El exprimer ministro británico describió el aspecto de la reina días antes de fallecer, pues según relata, se encontró con ella en su residencia en Balmoral, Escocia.
"Parecía pálida y más encorvada, y tenía moretones oscuros en las manos y muñecas, probablemente por goteos o inyecciones", escribe. Sin embargo, Boris Johnson también recordó momentos de camaradería con la reina, donde incluso ella le compartió información antes de que se hiciera pública, como un incidente relacionado con un avión de la Real Fuerza Aérea.
Sin embargo, destaca que el espíritu de la monarca permanecía inquebrantable: "Su mente estaba completamente intacta, y de vez en cuando mostraba esa gran sonrisa que levantaba el ánimo".
El carisma de Isabel II es un característico que permaneció en la monarca durante toda su vida. El espíritu voraz junto con su personalidad fueron un distintivo que permaneció, al ser la reina más longeva del Reino Unido y una de las mujeres que más tiempo vivió en la historia, incluso durante sus últimos días.
"Sabía que se iba, pero estaba decidida a aguantar", afirma Johnson, revelando la fortaleza que caracterizó a la monarca hasta el final.
El libro de memorias, que se publicará el próximo mes, promete ofrecer una mirada íntima y reveladora sobre los momentos finales de la reina Isabel II y su legado en la historia británica; sin embargo, también podría ocasionar inquietudes en la casa real británica, debido a la delicadeza de las declaraciones.
El estado de salud de los miembros de la casa real es un asunto que se toma con mucha seriedad, y que hasta hace poco se mantenía en secreto. El rey Carlos III, compartió abiertamente la necesidad de un procedimiento en su próstata y reveló que había sido diagnosticado con cáncer, aunque decidió no especificar el tipo, sin embargo, marcó la pauta para una mayor apertura en la discusión pública de la salud de la corona.
La princesa de Gales, Kate Middleton, por su parte, también ha mencionado que había tenido una cirugía abdominal. Más tarde confirmó que tenía una forma de cáncer tras ser diagnosticada, en medio de una intensa especulación en redes sociales tras la publicación de una imagen alterada.
Desde entonces, la información sobre su recuperación se trata con sutileza, y es proporcionada por ella misma, quien recientemente dio a conocer que había concluido su tratamiento de quimioterapias, sin embargo, es un paso sincero en su vida pública.
En contraste, el palacio nunca ha declarado públicamente que la reina supiera con meses de antelación sobre su inminente fallecimiento, por lo que las declaraciones del exministro británico en sus memorias podría causar inquietud. La monarca pasó sus últimos días en el castillo de Balmoral, su residencia de verano. Debido a problemas de movilidad que enfrentaba a sus 96 años, se vio obligada a permanecer allí después de las vacaciones.