Londres, Inglaterra.- El enfrentamiento histórico del príncipe Enrique el martes con la empresa editorial de un tabloide británico expuso sus profundas sospechas de la prensa, pero ofreció pocas pruebas concretas para respaldar las sospechas de espionaje telefónico que, según él, causaron tanta angustia en su vida.
El duque de Sussex se convirtió en el primer integrante de alto rango de la familia real en testificar en más de un siglo mientras sostenía una Biblia en su mano derecha y, en voz baja, juró decir "toda la verdad y nada más que la verdad" en el Tribunal Superior de Londres.
Enrique acusa al editor del Daily Mirror de utilizar técnicas ilícitas a "escala industrial" para obtener primicias de primera plana sobre su vida.
Vestido con un traje oscuro y corbata mientras estaba sentado en el banquillo de los testigos, Enrique le dijo al abogado de Mirror Group Newspapers, Andrew Green, que había "experimentado la hostilidad de la prensa desde que nací". El príncipe acusó a los tabloides de jugar "un papel destructivo en mi crecimiento".
Green se disculpó por el único caso en que Mirror Group admitió haber contratado a un investigador privado para descubrir información de Enrique, que no estaba entre los reclamos que se presentaron. Mirror Group niega o no admite sus otras objeciones.
Green reconoció que el duque había "vivido una vida de intrusión" de los tabloides, y luego, en un tono comprensivo, se dispuso a desarmar su caso.
Retrocediendo en el tiempo hasta su cumpleaños número 12 y en adelante hasta la edad adulta temprana, el príncipe fue confrontado con artículos de los que se había quejado y se le pidió que identificara la fuente de las irregularidades por parte de los periodistas de Mirror Group.
Enrique se vio obligado a reconocer casi de inmediato que no estaba seguro de haber leído los 33 artículos específicos sobre él cuando se publicaron.