La inclusión, la frase "políticamente correcto" y la cultura de la cancelación, es algo a lo que todas las producciones cinematográficas se enfrentan hoy en día.
Algunos espectadores se quejan de la falta de representación que existe en las grandes producciones, mientras que otros creen que cambiar personajes de la infancia, que originalmente eran caucásicos, por actores de color es excesivo.
La situación que la plataforma de streaming Netflix está afrontando deja de estar en los terrenos de la subjetividad y entra en los problemas legales.
Aunque al público puede gustarle o no una adaptación de una historia original con personajes nuevos, la gente originaria de Egipto se manifestó en contra de la representación de un personaje histórico de la región por parte de la casa productora.
Fue en la serie "Queen Cleopatra" (La reina Cleopatra) que Netflix personificó a este ícono de la cultura egipcia como una persona negra y tuvo como consecuencia una demanda formal.
El abogado Mahmoud Al Semary acusó al programa de "distorsionar y borrar la identidad egipcia" aunado a la opinión de un arqueólogo que destacó que Cleopatra era de "piel clara no oscura".
Además de que Zahi Hawass, un destacado egiptólogo y exministro de Antigüedades, le dijo al periódico "Al-Masry Al-Youm" que "esto es completamente falso. Cleopatra era griega, lo que significa que era de piel clara, no negra".
El especialista agregó que la plataforma estaba tratando de provocar confusión al difundir hechos falsos y engañosos de que el origen de la civilización egipcia es negra y pidió a los egipcios que se opongan al gigante del straming.
La actriz protagonista, Adele James, se limitó a responder que "si no les gusta no la vean", sin embargo, pareciera que el problema apenas comienza.