CIUDAD DE MÉXICO, enero 19 (EL UNIVERSAL).- El 26 de diciembre pasado, la Fiscalía Venezolana señaló a Natalia Améstica, exmánager de Tirone González (26), conocido como Canserbero, de ser responsable de la muerte del artista y de Carlos Molner, productor, amigo del rapero y entonces expareja de Améstica.
Hasta esa fecha, la investigación, iniciada en 2015 tras el deceso de ambos, se centraba en la hipótesis del suicidio, pero cambió a homicidio después de que Natalia, a finales del año pasado, confesara en un video ser la autora del crimen, y su hermano Guillermo, el encubridor.
Este caso adquirió relevancia en Chile debido a que Améstica y Guillermo son hijos de un matrimonio chileno que, en 1974, se exilió en Venezuela, país natal de Tirone y Monler. Después de la confesión de Natalia en el video, la familia, según informó recientemente el diario "La Tercera" de Chile, solicitó al consulado chileno en Venezuela un trato justo para la acusada.
A pesar de encontrarse detenida e incomunicada de su familia, Natalia busca una salida judicial a su situación. En ese sentido, decidió enviar una carta a sus abogados en Chile con una versión diferente a la confesión pública.
Los hechos habrían ocurrido luego de que Canserbero pidiera quedarse en casa de Natalia que compartía con Carlos Molner.
"Tirone (Canserbero) no paraba de llorar, se sentía muy mal pero no lograba entender qué sucedía, hablamos muchas cosas, pero muchas no tenían lógica, otras sí, pero lo importante es que él no estaba bien", recordó la mánager en el documento al que tuvo acceso el medio.
Posterior a la charla y según la versión, Natalia decidió poner una película en Netflix para relajarse y se fue a dormir con el productor. Canserbero estaba quedándose en otra habitación hasta que entrada la noche la situación cambió.
"Nos quedamos dormidos hasta que pasadas las 4.00 de la mañana -o casi las 5.00- escuchamos los golpes a la puerta de esos que por poco la tumban, con una voz muy gruesa llamaba a stoperro (así le decían a Carlos), pegando más fuerte la puerta", contó. Añadió que salieron a ver al artista quien se estaba mirando en un espejo con los ojos rojo intenso.
"Ella volteó a ver a su esposo quien le hizo un gesto de que todo estaría bien por lo que regresó a la habitación a esperar. No sé cuánto tiempo pasaría, pero lo que me despertó fueron dos gritos, uno de guerra y otro ahogado, más una seguidilla de golpes muy fuertes unos tras otros. En ese momento al despertar así en mi mente solo se me vino la frase 'enciérrate aquí'. Me paré de un salto y fui corriendo a mi baño teléfono en mano y fue cuando empecé a llamar al 911. Después de los golpes lo que escuché fue unos vidrios romperse", se añade en el documento.
Natalia explicó que cuando salió del cuarto vio algunas manchas y desorden y al llamar a ambos ninguno contestó hasta que vio a Carlos en el piso. "Empecé a abrir una a una cada cerradura de la multilock. Los nervios me traicionaron y empecé a pegar gritos volteando para atrás esperando un golpe, hasta que pude abrir la puerta y salir corriendo llamando a los vecinos diciendo auxilio. Fue cuando me abre la puerta mi vecina del frente y ve a Carlos tirado. Su esposo la aparta y me abre la puerta y yo le gritaba '¡atacaron a Carlos!', y la señora Flor me agarra las manos y me dice, en voz preocupada, 'mi niña se lanzó alguien', y yo no entendía hasta que me llevó a su balcón y fue cuando vi a Tirone (Canserbero) en el piso", dijo.
Concluyó que: "ese momento mi cabeza explotó, no sabía qué hacer, pedir el teléfono llamar a su mamá, a mi familia, a los que me sabía el número, pero entré en shock y me fui a mi cuarto, tomé a mi perro en mis brazos, pero antes ya me habían dicho oficialmente que Carlos había fallecido".
Con el testimonio, el equipo legal espera que a su clienta se le puedan proporcionar abogados en Venezuela para que inicie un proceso en el que puedan ejercer su derecho de defensa y así resolver la situación legal. Además, sugirieron que la confesión grabada de Améstica "que ha difundido el fiscal Tarek William Saab como fundamento de la acusación no resiste ningún análisis serio desde la perspectiva de derechos humanos: después de semanas de incomunicación, sin conocer las pruebas del caso, sin abogados presentes y con las manos amarradas".