Aquí – Un experimento sobre el paso del tiempo

Robert Zemeckis regresa a la silla de director con una interesante puesta en escena que pretende cautivar al público

El cine de Robert Zemeckis siempre ha sido más llamativo por las formas y no tanto por el fondo, aunque vengan a ser más o menos lo mismo. Empleando la tecnología más avanzada de la época, el cineasta estadounidense prioriza los sentimientos sobre la coherencia de sus historias. Prueba de ello son "Volver al Futuro" y "Forrest Gump", cintas clásicas del Hollywood de los ochentas y noventas que van de sentimentalismos en lugar de recurrir a la lógica. Sus personajes suelen ser caricaturescos porque lo importante de la película no es tanto la sucesión de eventos como el melodrama. Con Aquí, Zemeckis se lanza de lleno a la sensibilidad poniendo la cámara en un sólo lugar para captar la sucesión del tiempo y los cambios que han ocurrido en el sitio y en quienes caminan sobre él.

Como si fuera un marco hacia otras vidas, Aquí no presenta a sus personajes sino que los muestra y esconde a lo largo de dos horas, escondiendo una historia sobre los vaivenes de una familia que nunca pudo hacer lo que de verdad quería. Curiosamente, el único integrante que consigue hacer su vida es el que abandona la casa en la que ocurren los eventos. Hay secuencias desde la época de los dinosaurios, de los nativos, la colonización británica y los primeros años de la Segunda Guerra Mundial, así hasta alcanzar el presente y verlo todo a la distancia.

Más que una cinta, diría que es un experimento visual que, aunque ya se ha visto, Zemeckis intentó para ver si le resultaba, sin embargo, la conclusión es una serie de eventos, de objetos que aparecen y desaparecen, pero que no resuenan tanto con la audiencia. Los personajes hablan tanto de eventos relevantes para ellos como para el resto del mundo, pero se conoce poco acerca de su psique, de sus vidas. Tom Hanks, Robin Wrigth, Paul Bettany y Kelly Reilly bien podrían ser los protagonistas, sin embargo, nuestro único acercamiento con ellos son los diálogos que dejan ver poco y nada sobre sus personas. Los actores son creíbles, pero la posición en reposo de la cámara no nos aproxima a mirarlos y sólo podemos divisar cómo se desvanecen en un personaje unidimensional desde la misma esquina.

Visto lo viso, uno sólo puede pensar que el tiempo de verdad "pasa volando" y olvidar la secuencia que se acaba de exponer en la pantalla grande.

Para Zemeckis, la cámara es como una ventana que salta en el tiempo en un mismo lugar, exhibiendo episodios históricos y mundanos conforme avanzan los días. Pese a la cercanía física con los habitantes del espacio que se convierte en una casa, el público no tiene espacio para acercarse más a los personajes y comprender los porqués de sus vidas.

En lugar de ser un ventanal por el cual uno de asoma para contemplar detenidamente un paisaje, Aquí es como ver el camino desde la ventanilla de un autobús, lo visto atrae la mirada, pero no te acerca hacia él.