En las últimas semanas, las tensiones comerciales entre Estados Unidos y México se intensificaron debido al anuncio del presidente electo estadounidense, Donald Trump, sobre su intención de implementar aranceles del 25% para los productos provenientes de los países socios del T-MEC. Este anuncio, realizado el 25 de noviembre, generó incertidumbre en la economía mexicana, afectando tanto a grandes industrias como a pequeñas empresas.
Ante este panorama, las empresas mexicanas, incluidas las micro, pequeñas y medianas empresas (Pymes), enfrentaron la necesidad de anticiparse y fortalecer sus estructuras fiscales. Sectores clave como el minero, el aguacatero y el cárnico fueron señalados como los más vulnerables debido a su alto volumen de exportaciones hacia Estados Unidos. Asimismo, pequeños negocios locales, que dependen de insumos importados, también se prepararon para los posibles efectos en su operación diaria.
Para mitigar los impactos de estas políticas comerciales, las Pymes buscaron optimizar su contabilidad y adoptar herramientas tecnológicas. "COI de Siigo Aspel", por ejemplo, destacó como una solución eficiente para organizar facturas, reportes e inventarios, facilitando además el cumplimiento de las regulaciones establecidas por el Sistema de Administración Tributaria (SAT). Estas medidas se convirtieron en la base para aplicar estrategias de defensa fiscal impulsadas por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
La formalidad y la digitalización emergieron como pilares fundamentales en este contexto. Según datos de la ASEM y su Radiografía del Emprendimiento 2024, las empresas formales llegaron a facturar hasta nueve veces más que las informales, mientras que aquellas que integraron servicios digitales incrementaron sus ingresos en un 115.6%. Sin embargo, menos del 30% de estas empresas incorporaron herramientas contables, lo que evidenció un área de oportunidad crucial para el crecimiento y la competitividad.
La digitalización contable también ofreció beneficios estratégicos, como el monitoreo en tiempo real del impacto de los aranceles y la identificación de áreas de mejora operativa. Esto permitió a las empresas mexicanas tomar decisiones más informadas, mejorar su productividad y optimizar recursos. En un escenario económico incierto, priorizar la formalidad, la adopción de tecnología y la planificación estratégica se convirtió en la clave para superar los desafíos arancelarios y asegurar la sostenibilidad empresarial.