ESTADOS UNIDOS.- En la NFL demostraron que si se trata de no escatimar recursos, para ello son los número uno.
Esto porque ayer se vivió una serie de contratos que desorbitan las cifras de sueldos dentro del deporte de las tacleadas, con un sueldo récord para un jugador que no es QB, y otro salario alto para un QB.
En el primer de los casos, los Cafés de Cleveland convirtieron al defensivo Myles Garrett en el jugador mejor pagado sin ser mariscal de campo en la historia del futbol americano profesional de Estados Unidos.
Garrett ahora ganará 123 millones con 500 mil dólares en sueldo por las próximas cinco temporadas, y percibirá aproximadamente unos 24 millones y 700 mil dólares en sueldo por temporada.
Por otra parte, los Bills le dieron un contrato con la garantía más grande otorgada en la historia de la NFL a su mariscal de campo Josh Allen, quien tenía cuatro años de contrato y extendió su vínculo laboral para ganar hasta 330 millones de dólares en sueldo.
El contrato final de Allen con los Bills será hasta el final de la temporada del 2030.
Allen, quien milita en la NFL desde la temporada del 2018, fue el jugador más valioso en los Bills durante la campaña anterior, con quienes llegó hasta la final de la conferencia americana, donde perdieron ante los Jefes de Kansas City.
En otros contratos que se abrieron este domingo, los Acereros abrieron la carretera y tras intercambiar un pick por DK Metcalf, le entregaron 150 millones por cinco años. Por su parte los Carneros le dieron un contrato de 46 millones a Davante Adams.
También destaca Nick Bolton, con los Jefes, de 3 años y 45 millones, el de Aaron Jones de dos años y 20 millones de dólares y el de Harold Landry con los Patriotas por 43 millones.
En total se acordaron 896 millones de dólares en contratos este domingo.
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