Pablo Hermoso de Mendoza alzó dos orejas para encumbrarse triunfal en su tarde de despedida, para salir a hombros en su despedida de la Plaza México, que redondeó un magno festejo por el 78 aniversario de su apertura.
Pablo Hermoso lució en pleno, matando de un rejón delantero que opacó su enorme actuación. No opbstante, el juez otorgó una oreja.
Al segundo toro de Pablo, la gente rompió y lo despidió con una oreja más y despedirse en una tarde muy pletórica.
Las Golondrinas fueron colofón para despedir al navarro al unísono de la ganadería de Los Encinos.
El cartel lo conformó Pablo Hermoso de Mendoza; a pie Ernesto Javier "Calita" y Arturo Gilio, quien confirmó su alternativa con el toro "Carlos" herrado con el número 61 y con un peso de 485 kilos.Mató de estocada, la misma que le valió la oreja . Vuelta al ruedo sin más procedente.
"Calita" llevó al caballo magistral también por chicuelinas y quitó por navarras excelsas. Se hizo de una oreja .
Para el segundo de Ernesto la gente se quedó con el "olé" en la garganta, pues el torero nada más toreó de tres en tres muletazos. Una salida al tercio fue un premio animoso.
Sin caos pese a protestas
Luego de que se revocara la suspensión contra las corridas de toros, la actividad regresó a la Monumental Plaza México durante el primer puente del año.
La fiesta estaba preparada para celebrar el 78 aniversario de la inauguración del histórico Coso de Insurgentes.
Sin embargo, los festejos se vieron amenazados por un grupo de activistas en favor de los derechos de los animales, que se presentó en el inmueble para mostrar su inconformidad con el festejo.
Los manifestantes comenzaron de manera pacífica su protesta, únicamente con cánticos y alzando sus pancartas.
"¡Que caigan los muros de la Plaza de Toros!" y "¡En traje de luces se viste el asesino!", cantaban fuertemente los activistas, mientras las personas continuaban ingresando al evento, sin engancharse con los gritos.
Todo parecía indicar que la situación estaba controlada y, a diferencia de lo que sucedió el 28 de enero, los conflictos entre los dos grupos no se generarían.
Los activistas se dividieron en dos, pero terminaron uniéndose para hacer mayor peso ante los elementos de seguridad.
Pero, con el paso del tiempo y cada vez más cerca de comenzar la corrida, el caos parecía que llegaría al acceso principal.
Entre insultos, empujones y objetos volando, fueron recibidos los asistentes, quienes accedieron al recinto con mucha dificultad y gracias al apoyo de los más de 100 elementos que se encontraban presentes para garantizar la seguridad de las personas.
Para fortuna de todos los involucrados, la manifestación antitaurina no pasó a mayores y el grupo de activistas terminó por disolver su protesta, mientras que —al interior de La México— se celebraba un aniversario más del coso más grande del mundo.