Es tradición que muchas parroquias, comunidades enteras o municipios monten en las plazas u otros espacios públicos su propia versión de viacrucis durante Semana Santa.
La representación de la condena, el paso por el Calvario y la crucifixión de Jesús incorpora y mantiene vivas algunas de las cualidades esenciales y el arraigo social con las que nació el género teatral, al menos en Occidente.
Un grupo de especialistas de diferentes disciplinas de la Universidad de Monterrey reflexiona sobre esta tradición que despierta la inquietud y el interés de creyentes y de no creyentes.
Para la hermana Araceli Padilla Alatorre, de la congregación de las Hijas de María Inmaculada de Guadalupe, la anécdota de un Viacrucis está fundamentada en los procedimientos jurídicos contra los criminales que había en la época de Jesús: la forma en que las personas eran juzgadas y cómo morían.
La tradición del Viacrucis surgió desde el siglo IV, en la época del emperador Constantino I, cuando se marcaron 14 estaciones, aunque después el papa Juan Pablo II agregó la 15.
La colaboradora del Departamento de Espiritualidad Universitaria para el Servicio (DEUS) de la UDEM señaló que la tradición del Viacrucis inició como la veneración de lugares santos.
En este recorrido por las 15 estaciones, cuando el Viacrucis no se puede hacer "viviente", según la religiosa, se puede realizar a través de una procesión por las pinturas de las estaciones que existen en las parroquias.
En opinión de Marissa Rodríguez Sánchez, profesora de la Facultad de Educación y Humanidades de la UDEM, el catolicismo ha permitido siempre este diálogo y esta relación con lo otro, con la cultura existente previamente, por eso, "la gente ha encontrado un espacio de consuelo y un espacio cómodo también para poder seguir manifestándose comunitaria e individualmente: el catolicismo, como sistema cultural de creencias, lo permite, a diferencia de otros sistemas".
La especialista en antropología destacó que, en la representación del Viacrucis, hay una experiencia variada de sensaciones, debido a los símbolos que tienen un significado en la religión, pero que son reinterpretados por la comunidad que los consume, los recrea y los va transformando.
Desde la perspectiva escénica, José Gerardo Villarreal González, profesor titular de la Academia de Humanidades de la UDEM, destacó que el Viacrucis es una tradición teatral que aparece paralelamente a los misterios medievales en Francia, Inglaterra y España, que se hacían llamar moralidades, como los autos sacramentales, y se realizaban primero dentro de las iglesias y después en la vía pública, para que la gente los pudiera apreciar.
La labor de Villarreal González en el montaje de un Viacrucis con jóvenes de entre 15 y 18 años en la Prepa UDEM, como director escénico, definitivamente está orientada a una intención devocional, a través de un mensaje evangelizador para adolescentes.
"Las experiencias que he tenido son, pues, un acto de fe en cada montaje del Viacrucis, porque no sabes cómo lo va a recibir el adolescente, y mi trabajo como director del viacrucis, aquí en la Prepa UDEM, es un trabajo de renovación y de refrescar un poquito las cuestiones del Evangelio para traerlas al contexto de los jóvenes", explicó.