Una ópera sobre la vida y la muerte

Los roles centrales son interpretados por la soprano Amanda Olea y por el bailaor Diego Enríquez García.


Ciudad de México.- La fotógrafa Claudia Nierman describe la ópera Diario de un fantasma como una oda a la vida, vista desde el otro lado, el de la muerte. Nierman es coautora de la obra junto al compositor Oscar Olea; mientras que ambos trabajaron en el libreto, ella diseñó un dispositivo escénico que se sirve de elementos audiovisuales y multimedia, y él compuso la música.

La ópera, explica, trata sobre una mujer que descubre que ya no está viva después de un desastre natural. En este limbo entre la vida y la muerte, la mujer conoce a la parca, quien se le aparece bajo la forma de un bailaor.

"Ella empieza un análisis de lo que fue su vida y de este duelo para comprender su condición de fantasma. Siente mucha nostalgia porque no puede tocar nada ni darle calor a nadie. Le pone calor a alguien y la gente sólo dice: tengo frío. La muerte la observa y actúa de forma contundente y compasiva".

Al final de este proceso, algo le regresa la paz: la certeza de que vivió con pasión, siguió sus deseos y se arriesgó.

Los roles centrales son interpretados por la soprano Amanda Olea y por el bailaor Diego Enríquez García. Participan también la clarinetista Eleonor Weingartner y el pianista de origen polaco Jozef Olechowski. Nierman trabajó la edición del material audiovisual proyectado a lo largo de una hora en cinco pantallas, y que representa paisajes oníricos y emocionales.

La obra ya tuvo dos funciones en el Teatro Casa de la Paz. Su última presentación es el 18 de junio, a las 19:00 horas, en la sinagoga de Lomas de Virreyes, que tiene vitrales hechos por el padre de Claudia, el artista Leonardo Nierman, fallecido el 7 de junio.