Travesías musicales de Katia y Marielle Labèque, en el Cervantino

Empezaron rompiendo pianos con piezas ultracontemporáneas; hoy integran música tradicional, rock y jazz

 

México.— Si existe una cultura mundialmente compartida, cuyas manifestaciones vernáculas dialogan con aquellas predominantes hasta crear lenguajes nuevos, es la cultura musical. En la actualización de esta las pianistas y hermanas Katia y Marielle Labèque (Bayona, 1950; 1952) desarrollan una labor trascendental desde la segunda mitad del siglo XX. 

      Originarias del país vasco francés, al norte de los Pirineos, Katia y Marielle comenzaron a destacarse a la edad de 16 y 18 años, respectivamente, al ser escuchadas ensayar por el compositor Olivier Messiaen (Francia, 1908-1992), quien al recorrer los pasillos del Conservatorio de París encontró su acento al piano, excepcional.

      En su larga trayectoria —próxima al medio siglo— las hermanas Labèque han publicado decenas de discos en dúo y en colaboración con diversos artistas. Se han presentado en los escenarios más prestigiados y han recorrido el planeta en un camino bordado a partir de sucesivos encuentros con creadores de múltiples disciplinas, lo que les ha deparado un corpus musical inigualable.

      En entrevista telefónica desde la capital francesa para Notimex, las hermanas Labèque detallan el programa que presentarán en su próxima visita a México, en el marco de la 47 edición del Festival Cervantino de Guanajuato, con una presentación el 20 de octubre en el Teatro Juárez.

      —Consideramos una buena idea interpretar en esta ocasión a tres de los más grandes compositores norteamericanos. Bryce Dessner (Ohio, 1976) representa la juventud, la joven generación de compositores, quien a través de su encuentro con el director de cine González Iñárritu (Ciudad de México, 1963) comenzó su descubrimiento de México, el cual le inspiró para componer parte del repertorio con el que abriremos el programa.

      También interpretarán a Philip Glass (Maryland, 1937) y a Leonard Bernstein (Estados Unidos, 1918-1990), de quien ejecutarán “Amor sin barreras”, obra que forma parte de la banda sonora de West Side Story, cinta dirigida por Robert Wise y Jerome Robbins, cuyo argumento se basa en la obra Romeo y Julieta de Shakespeare, “y cuya premier, coincidentemente —precisa Katia— se llevó a cabo un día como hoy hace 69 años”.

      Si bien en esta ocasión las hermanas Labèque no integrarán obras de compositores mexicanos, comentan que tienen la intención para una próxima visita de interpretar un programa totalmente dedicado a compositores de América Latina, tales como el mexicano Arturo Márquez (Álamos, Sonora, 1950), quien ha hecho arreglos en piano para ellas; el argentino Osvaldo Golijov (La Plata, 1960) y el venezolano Gonzalo Grau (Caracas, 1972), entre otros.

      Gracias al contraste de caracteres —a Katia se le identifica como extrovertida y temeraria, en tanto que a Marielle como reservada y metódica—, en su largo recorrido profesional y personal han abierto travesías entre géneros musicales, así como entre culturas. Su última incursión ha sido su colaboración con Thom Yorke (Reino Unido, 1968), de quien han interpretado su primera composición para piano en música clásica, Don't Fear The Light.

      —Siempre desde el inicio de nuestras carreras hicimos colaboraciones con grandes músicos, y siempre que lo hemos hecho con músicos fuera del ámbito de la música clásica nos ha aportado a todos, nos ha permitido engrandecer nuestro repertorio y ampliar nuestros conocimientos. Tenemos la suerte de tener una profesión en la cual podemos aprender cada día, lo cual es algo muy bello.

      Previamente, en 2018, Katia y Marielle llevaron a cabo Amoria (Amor, en vasco), una de las iniciativas musicales más audaces de los últimos años. De la mano de intérpretes y compositores vascos contemporáneos —como el contratenor Carlos Mena (Vitoria Gasteiz, 1971), la violista da gamba Elena Martínez de Murguía (San Sebastián) y el quinteto de música tradicional Hegiak, de Thierry Biscary—, buscaron recorrer de una manera heterodoxa cinco siglos de música vasca, desde Juan de Antxieta (1462-1523), hasta Maurice Ravel (Labort, 1875-1937) y Alberto Iglesias (San Sebastián, 1955).

      El arborescente camino de las hermanas Labèque echa raíces —han declarado— en aquel episodio liminal en su temprana juventud al tocar Visiones del Amén, obra para dos pianos escrita en 1943 en el contexto de la Segunda Guerra Mundial por el músico de inexorable catolicismo Olivier Messiaen, quien dos años atrás, siendo prisionero de guerra junto con otros músicos, compuso su Cuarteto para el fin del tiempo.

      “Empezamos al revés —declararon en 2013—. Mientras que la gente esperaría que dos chicas jugaran a cuatro manos con Schubert o Mozart, nosotras rompíamos pianos con piezas ultracontemporáneas”.

      —Para nosotras todos los conciertos son una experiencia única. Ir a México es un viaje muy largo, pero tenemos muy buenos recuerdos de haber tocado en el Cervantino hace mucho tiempo, y cada vez es un placer descubrir nuevos públicos, con los cuales siempre tenemos deseos de vincularnos más.