Monterrey, NL.-El arte de la traducción, sobre todo en la poesía, no siempre es la correcta, y muchas veces los traductores inician su trabajo pidiendo disculpas, por perder la esencia de la misma.
“El arte de la traducción, ¿traición o revelación?” fue el tema de un foro de reflexión virtual del Festival Internacional del Norte, Poesía en Tránsito, que suscitó diferentes posturas.
La actividad organizada por la Universidad Autónoma de Nuevo León tuvo la participación de los poetas y traductores Gerardo Beltrán (Ciudad de México, 1958), Blanca Luz Pulido, Jean Portante (Differdange, Luxemburgo, 1950) y el iraní Mohsen Emadi (Sari, 1976) que se pronunciaron en contra del uso de dichos términos. La mesa fue moderada por la poeta Alina Dadaena.
Para Gerardo Beltrán, docente radicado en Polonia, ver la traducción como traición, o infidelidad, “no le hace ningún favor”. Aunque reconoció que hay “muchas cosas que no pasan de una lengua a otra por diferentes razones, desde su propia estructura gramatical hasta porque son distintas tradiciones poéticas”, aseguró que “toda esta carga negativa me angustia un poco porque parece que uno empieza su trabajo pidiendo disculpas: por perder la poesía”.
Sin embargo, “hay muchas cosas que no sólo se salvan sino que salen mejor, o que permiten ver el texto en cuestión desde otra perspectiva”.
De acuerdo con Jean Portante, radicado en Francia, más que pensar en “pérdida” a la hora de traducir, uno tiene que preguntarse qué voy a ganar. Dijo preferir la palabra “intérprete” en vez de traductor: “Mi experiencia es que no se interpreta un idioma; cuando es poesía se trata del lenguaje del poeta porque cada uno tiene el suyo propio. Hay que encontrarlo para su interpretación y hacerlo migrar al otro lado de la frontera y a un libro con un idioma nuevo. Claro, habría que ver si en efecto hay un poema del otro lado, de lo contrario esa sería la única infidelidad”.
Según Portante el traductor/intérprete es también creador: “El poema traducido no es ya del autor, aunque todavía no es enteramente del traductor. Es algo que está en este territorio de un texto nuevo que nace bajo la pluma de un traductor”, indicó el creador del concepto “lengua ballena” porque se mueve entre las culturas.
El iraní Mohsen Emadi Emadi, radicado actualmente en México, dijo de entrada pertenecer a otra tradición: “ni somos orientales, ni occidentales, y ambos somos”. Calificó de “error” emplear las palabras traición y revelación: “La primera tiene relación con tradición y traducción en latín, pero se trata de transmitir con engaño, mientras que revelación se vincula con la historia de la religión, en especial las monoteístas”.
En vez de “interpretación”, Emadi prefiere utilizar “palabras venidas de la cultura budista, que son más exactas”. También cineasta, ve la traducción como “un tipo de experiencia”. Es un fenómeno que “vamos a trasladar de aquí hacia allá. Es el proceso de vivir un poema para llevarlo hacia otro lado. Los budistas utilizaban el concepto de llevar el conocimiento a otra orilla”.
Emadi, quien traduce poetas de las regiones donde ha vivido, como República Checa, España, Finlandia y Brasil, retomó una metáfora budista para decir “quiero despertar dentro del poema” para “cada vez amanecer en un diferente lugar”.
Blanca Luz Pulido (Teoloyucan, 1956) reconoció que la traición se hace cuando se mal interpreta la traducción, se piensa que es suficiente tener un conocimiento más o menos de un idioma extranjero y, por otro lado, no conocer “todos los registros posibles de su propio idioma”.