El segundo estudio "La vida y situación de los proyectos escénicos en México", hecho por Teatro UNAM y su Observatorio Teatral, que dirige y coordina Juan Meliá, fue publicado hoy. Se trata de un análisis sobre los proyectos escénicos y ciertas particularidades, como sus motores económicos y lo artísticos, y todo lo que deviene tras su proceso de creación: desde la producción, hasta sus vías de circulación.
Dicho estudio fue resultado de una encuesta, en la que participaron 201 proyectos de todo el país. Se llevó a cabo del 8 de noviembre al 15 de diciembre de 2022 y abarcó obras que se realizaron entre el 1 de enero de 2021 y el 31 de octubre de 2022.
La encuesta contó con 108 preguntas, divididas en 11 bloques que abarcan origen, proceso de creación, ensayo y producción, información artística, equipo de trabajo, trayectoria, impacto, alcances en difusión y públicos, funciones ofrecidas, recursos económicos, financiación y condiciones laborales", se lee en el boletín enviado por la Coordinación de Difusión Cultural.
Al documento, en su versión final, lo integran informes gráficos y tablas cruzadas que abarcan regiones, estructuras, de producción, condiciones laborales y movilidad, entre otras variables.
"Tanto en los tiempos de la pandemia, como en las temporalidades postpandémicas, nació la necesidad y la obligación de repensarnos de manera profunda, lo que considero indispensable concebir no sólo de manera accidental para evitar que se convierta en una moda pasajera, sino en un ejercicio capaz de visibilizar el cuidado que requerimos para que el trabajo que realizamos siga existiendo y se fortalezca", son palabras de Meliá, incluidas en el boletín.
Además, el doctor en Antropología, especializado en Políticas Culturales y Gestión, Eduardo Nivón Bolán, analizó los datos del estudio: "Este segundo estudio quiere conocer cómo se desarrollan [los proyectos escénicos en México], desde el punto de vista de los productores, directores y artistas. Estas actividades, a su vez, son observadas a partir de las formas de organización que los grupos teatrales adoptan", señaló Nivón.
Algunas de las cifras sobre las que el estudio arroja luz tienen que ver con los espacios (el 45 % de ellos corresponde a teatro a la italiana; el 14 %, a funciones al aire libre), los públicos (73 % de las obras se dirige a los adultos, y el 24 %, a infancias), el origen de las producciones ( el 83.6 % son obras de dramaturgos mexicanos; el 7.2 % son piezas extranjeras, principalmente de España, Estados Unidos, Canadá, Francia, Chile, Argentina e Inglaterra), el género (61.3 % de las obras las escribieron hombres; 36.2 %, mujeres, y 0.9% es No binario), dirección escénica (52 % de las piezas fueron dirigidas por hombres; 46.2%, por mujeres; 1.4% es No binario).
También hay que destacar los datos de precariedad laboral. Sólo en una cuarta parte de las obras (el 24 %) se firmaron contratos, principalmente en la Ciudad de México; y en más del 57% de las puestas en escena se pudo pagar honorarios a creadores, así como mantener funciones, "vía los ingresos de taquilla". En el 26 % de los casos se pagó por ensayos. El 49 % de los participantes dijo no contar una buena calidad de vida (el 68.3 % no tiene estabilidad económica; el 10% tiene una sobrecarga de trabajo; el 8.5% señala que debe hacer múltiples labores para sobrevivir y el 6.7 % mencionó que se carece de Seguridad Social).
De los 201 proyectos encuestados, sólo el 20 % pudo sobrepasar las 50 representaciones. La vigencia del 53 % de los proyectos es menor a