"Miranda", "Priscila", "Alana", "Catana", "Samantha" y "Kendra" son algunas de las perritas que acuden una vez por semana al Hospital Pediátrico de Coyoacán para ayudar a los pequeños a minimizar el temor y el estrés de estar hospitalizados.
Estos canes de distintas razas pertenecen al Centro de Actividades y Terapias Asistidas con Caninos A.C. (Cenatac), mismos que llegan todos los martes al hospital a las 9:00 horas. Lo primero que se hace es lavarles las patas para que puedan subirse a las camas de los pequeños pacientes, después son cepillados y es entonces cuando comienza su andar por los pasillos.
En el momento en que los pacientes los ven sus caras se iluminan con una gran sonrisa y las mascotas corresponden moviendo la cola. Los niños los tocan y los perros los lamen, lo que desata tiernas carcajadas. Estos pequeños han pasado por cirugías o se encuentran a unas horas de entrar a quirófano o de someterse a algún tratamiento.
Gracias a la presencia de los canes los menores aceptan mejor los procedimientos; su compañía les permite estar tranquilos y recibir una adecuada atención de parte de los doctores y enfermeras.
Estos peludos de cuatro patas están adiestrados para no ladrar durante su estancia en el Hospital Pediátrico de Coyoacán.
María del Carmen Jaimes Torres, directora del Hospital Pediátrico, detalla que las terapias con animales están encaminadas a dar una atención integral a los niños, pues al tener convivencia con los perros, logran relajarse.
"Desde el punto de vista emocional, nuestros pequeños pacientes están sometidos a mucho estrés y ansiedad por estar en un medio hospitalario; algunos de ellos tienen que estar aquí por mucho tiempo, esperando algún material quirúrgico o por sus complicaciones o un intento suicida, entonces estas intervenciones con los animales nos permiten que esta situación cambie para los niños, se abren un poco más", explica Jaimes Torres.
La presencia de los canes, indica María del Carmen Jaimes, ayuda a que los niños permitan que se les hagan ciertas intervenciones, como toma de muestras de sangre o, por ejemplo, en la consulta externa de odontología, al acariciar al animal pierden el nerviosismo.
La directora del hospital precisa que estas terapias ya existen en Estados Unidos y en Europa y decidieron traerlas a la Ciudad de México para "pensar en un tratamiento integral que nos favoreciera en la mejora de nuestros pacientes".
De acuerdo con Nancy Pallares, fundadora de Cenatac, a los perros se les realiza una evaluación de temperamento, pues para asistir al hospital necesitan disfrutar el contacto, y también se verifica su socialización para que se familiaricen con ruidos y olores.
Detalla que estos canes se levantan a las 6:00 horas, salen al baño, desayunan, caminan un poco y son cepillados; al llegar al hospital, se cambian sus collares, se vuelven a cepillar y se verifica que no haya problemas con sus patas. Entonces comienzan con su jornada.
"En lo personal este es un sueño que se pudo lograr después de casi 13 años de estar trabajando en intervenciones y de seis de estar solicitando el acceso a un hospital".
UN ABRAZO DE "ONIX" CAMBIA LA VIDA
"Onix" es un poodle gigante color negro de un año de edad. Cuenta con certificación en terapia asistida para brindar apoyo emocional a niños y adultos. Pertenece a los Servicios Funerarios Funeza, que recientemente inauguraron su Centro de Recuperación Emocional, y acude a los Miércoles Ciudadanos de Azcapotzalco para realizar ejercicios y dinámicas grupales, en los que detecta si necesitan ayuda para superar cualquier tipo de pérdida.
Su pelaje y grandes orejas invitan a los asistentes a acariciarlo y darle un abrazo, mientras el can juega y los olfatea.
Pamela Meneses, sicóloga y tanatóloga de Funeza, comenta que "Onix" es un canino de soporte emocional que ayuda a identificar, en el proceso de duelo, algún tipo de trastorno, como el espectro autista, ansiedad o depresión en niños y da apoyo en duelos patológicos o por impacto en adultos.
"Hacemos ejercicios de relajación, en los cuales entra 'Onix' para hacer este contacto coterapeuta con paciente y llegar a un estado de bienestar para que los pacientes no entren en crisis. Cuando los pacientes lo tocan se llama el abrazo feliz, en el cual relajan toda esa situación emocional que tienen los pacientes", dice.
Christian Terrón, encargada del Centro de Recuperación Emocional y quien tiene a su cargo a este poodle, asegura que es un perro muy juguetón y que cada día a su lado es muy divertido.
Se levanta a las 5:30 horas, desayuna a las 6:00 horas, después tiene su primera salida y llega a la oficina alrededor de las 9:00 de la mañana.
"Ahí comienza otro tipo de asistencia cuando llega con Pamela, quien se hace cargo de hacer esta parte de interacción con él, que puede ser desde el entrenamiento de comandos hasta la asistencia de forma personal para atender su estado emocional porque si brindamos un apoyo a las familias es importante que también 'Onix' cuente con ese respaldo y ese mismo apapacho que nosotros le damos al resto de las familias", comenta.
Agrega que, aunque la persona no tenga pérdidas, el solo hecho de estar con él y jugar un par de minutos da mucha satisfacción y un nivel importante de alegría. "Un abrazo de 'Onix' nos cambia el día y un abrazo de quien amamos nos cambia la vida", concluye.