La Secretaría de Cultura Estatal de la entidad reconoció la valiosa aportación artística de grupos de danzantes del estado con la Corona al Patrimonio Vivo de Nuevo León.
En un acto presidido por el Gobernador Samuel García Sepúlveda y la titular de Cultura, Melissa Segura Guerrero, se rindió homenaje a nuestro pasado, a través de reconocer la labor de quienes contribuyen a forjar nuestro presente y reflexionar sobre la importancia de preservar y valorar nuestro patrimonio cultural.
La edición 2024 de la Corona al Patrimonio Vivo de Nuevo León se dedicó a los grupos danzantes de las "Danza Chichimeca Guadalupana" y "Danza Guadalupana La Pájara" como representantes de dos familias, dos ramas de las danzas de gran tradición en Nuevo León.
"La Corona al Patrimonio Vivo es un reconocimiento que destaca la labor de aquellos que, a lo largo de las generaciones, han contribuido a preservar y enriquecer nuestro legado cultural. Esta distinción es un testimonio de nuestro compromiso con las prácticas heredadas, las expresiones artísticas, las tradiciones y todo aquello que da forma a nuestra riqueza cultural. En esta ocasión, José de la Rosa y su familia, nos ofrecen un ejemplo inspirador de cómo una tradición puede florecer y transformarse a lo largo del tiempo. La Danza Chichimeca Guadalupana, venerada como expresión artística, ha sido no solo preservada, sino enaltecida por esta familia a lo largo de cuatro generaciones", dijo la Secretaría de Cultura Estatal.
Desde sus comienzos en la colonia Independencia hasta los días de hoy, Raymundo de la Rosa, actual encargado de esta noble tradición, narra con orgullo el legado de su abuelo, Pepino, cuya pasión por la música y la danza ha dejado una marca indeleble en la expresión artística de Nuevo León", añadió.
Por otro lado, en cada paso de la Danza de la Palma, se teje la historia de una fusión entre culturas indígenas y europeas, un testamento de nuestra rica diversidad histórica. Esta danza, marcada por la devoción a la Virgen de Guadalupe, nos conecta con tiempos pasados y con la esencia misma de nuestra comunidad. La ejecución de la danza, guiada por la disciplina y la precisión en el movimiento de las palmas, nos sumerge en un misticismo que perdura en la memoria colectiva, rindiendo un tributo eterno a la fe y la tradición.
La familia de Héctor Álvarez, guardianes de la danza "La Pájara", nos enseña la importancia de la humildad y la adaptación en la preservación de nuestras tradiciones. Esta danza ha evolucionado con un toque personal, incorporando elementos únicos que reflejan la identidad única de la familia Álvarez. La esencia de la danza de la palma, según la familia, reside en la humildad, un valor que han mantenido como eje central a lo largo del tiempo.
La danza de la palma, con sus elementos distintivos como la capa, el mandil, la corona, la palma, la sonaja y los huaraches, es un vivo testimonio de la fusión entre el pasado y el presente. Además, el diario de alabanzas de la familia Álvarez, que guarda tesoros ancestrales como el canto "A la orilla de un cerrito", es un legado que conecta las generaciones y nos recuerda la importancia de compartir nuestras raíces con el mundo.