Ayer viernes, el presidente francés Emmanuel Macron inauguró oficialmente las dos torres medievales de la catedral de Notre-Dame, permitiendo nuevamente el acceso del público después del incendio del 15 de abril de 2019.
La reapertura de estas estructuras, símbolo del horizonte parisino, representa uno de los pasos finales en la ambiciosa reconstrucción que Macron prometió completar en menos de cinco años.
Los visitantes podrán ascender los 424 escalones de la torre sur para disfrutar de un recorrido de 45 minutos que incluye el campanario, las terrazas y un encuentro cercano con las famosas gárgolas, antes de descender por la torre norte. Philippe Jost, responsable de la restauración, destacó que la experiencia se ha modernizado con nuevos miradores y mejoras que enriquecen la visita.
La catedral, que reabrió sus puertas el 7 de diciembre de 2024 en una ceremonia que contó con la presencia del entonces presidente estadounidense Donald Trump, vuelve a ofrecer vistas panorámicas inigualables de París. Sin embargo, la entrada a las torres es limitada y de pago: los boletos, a 16 euros, deben adquirirse en línea y solo 19 personas pueden subir al mismo tiempo. Las primeras entradas se agotaron en apenas 24 minutos.
La reconstrucción, financiada en gran parte por donaciones, tuvo un costo aproximado de 700 millones de euros y superó retos como la contaminación por plomo, la pandemia de Covid-19 y la inesperada muerte del general encargado del proyecto en 2023.