CIUDAD DE MÉXICO.- En un mundo cada vez más interconectado, la soledad sigue siendo una realidad para muchas personas. Este sentimiento, que puede variar desde la sensación de aislamiento temporal hasta una profunda desconexión social, tiene efectos significativos en la salud mental y el bienestar general.
Marta Rodríguez Martínez, licenciada en Psicología y colegiada, manifiesta que la soledad no se define únicamente por la cantidad de personas que rodean a alguien. Es una experiencia subjetiva, donde la percepción de las relaciones sociales juega un papel crucial. Existen dos tipos principales de soledad: la soledad social, qué se manifiesta cuando no se tiene con quien compartir actividades o cuando no se está satisfecho con las amistades y la soledad emocional que aparece cuando no estamos satisfechos con la calidad de nuestros vínculos personales, sintiendo que no hay nadie en quien apoyarnos o que nos cuide y proteja. Ambos tipos de soledad están asociados con sentimientos de baja autoestima, infelicidad y con frecuencia, depresión.
Es importante entender que la manera en que interpretamos nuestra soledad afecta directamente nuestras emociones y nuestra predisposición para afrontarla. Las explicaciones que damos sobre nuestra soledad son subjetivas y reflejan cómo la sentimos y vivimos.
Las valoraciones que hacemos sobre los acontecimientos de nuestra vida generan emociones específicas, condicionando nuestra percepción de esos eventos. Cada individuo tiene diferentes preferencias respecto al tiempo que prefiere pasar a solas. Mientras algunas personas creativas disfrutan de la soledad como un momento de desarrollo personal, otras pueden verla como una experiencia dolorosa. Es fundamental aprender a quererse a uno mismo y ver la soledad como una oportunidad para el crecimiento personal.
Para algunas personas, la soledad se convierte en un refugio y una forma de evasión. Prefieren la soledad debido a la ansiedad que sienten en situaciones sociales o para evitar a personas con las que no se llevan bien. Aunque esta elección no parece saludable, invita a desarrollar habilidades sociales y a encontrar comodidad en la presencia de otros, sin dejar de apreciar los momentos a solas para actividades creativas.
Cómo combatir la soledad
Es importante analizar si nuestras habilidades sociales son adecuadas y buscar maneras de mejorarlas si es necesario.
Hacer un esfuerzo por superar la timidez e iniciar contactos y relaciones sociales es fundamental para reducir la sensación de soledad.
Desarrollar una mayor tolerancia al rechazo puede ayudarnos a enfrentar mejor las situaciones sociales y a disminuir la dependencia afectiva que contribuye a la sensación de soledad.
De esta manera, la soledad es una experiencia común pero profundamente personal. Abordarla de manera positiva puede transformar este sentimiento en una oportunidad para el desarrollo personal y la autocomprensión, convirtiéndola en un aliado en lugar de un enemigo.