Un proyecto de vida, un proyecto de arte, de escritura creativa que se combina con música y pintura dan lugar a diversas cartas sobre preguntas fundamentales para la vida de cualquier persona, como lo han sido: ¿Qué significa estar vivo? ¿En qué piensas cuando miras al cielo? ¿Qué es lo importante en la vida?
Hacer un alto en la carrera por vivir de prisa, trabajar demasiado, o no distinguir entre lo vano y superfluo frente a lo realmente valioso y fundamental para una vida con sentido, identidad, humanismo y valores auténticamente sociales y éticos, requiere de una reflexión. De allí surgieron este par de cartas.
Feliz viaje
Carlos A. Ponzio de León
Ciudad de México, a 07 de mayo de 2017. Querida Laura: Levanté la vista buscando al mesero para ordenar la cuenta y distinguí a tu madre viniendo hacia mi mesa, sonriente. Igual, yo sonreí, un tanto sorprendido de verla en la Ciudad de México. Más me sorprendió saber que habían venido a despedirte, que mañana domingo te vas. Tenía la idea de que habías partido hace un año. Espero que, en el asunto de la operación, todo siga bien.
¿Sabes?, no he podido encontrar el capítulo final de nuestra historia. ¿Quizás este encuentro de unos segundos en un restaurante de la calle de Bolívar? ¿Mi salida del lugar, por la puerta lateral, con lágrimas y el corazón hinchado y balbuceante?
Creo que no, luego de estos seis años, porque quedarían muchos huecos por llenar, con una fascinante colección de historias que, aunque no eres mocha de mente, no estarás interesada en conocer.
Te veías guapa, un poco más llenita; pero joven, sin las desveladas que yo he sufrido. Y ahora te vas a cumplir el último sueño que tuvimos juntos: vivir en Europa. Pero en realidad, no te vas a cumplir nuestro sueño; sino el tuyo, el de tener una familia. Y me gustaría hablarte de lo que he aprendido en estos seis años, pero otra vez, no sé si eso ayude en algo. O quizás debería contarte de cosas que pudieran alegrarte: de la banda de jazz, de alguna novia que tuve o de este o aquel proyecto; pero no, no lo voy a hacer. Sino que vuelvo al tema: Quizás me equivoqué.
Y se la he cobrado con saña a la vida. Y ella, a veces me da lo que le pido. Es un secreto que guardamos juntos. Debo confesarte esta impresión: Nuestra separación terminó volviéndome más sensiblero, pero creo que a ti más fría. No es reproche. Me tocó vivir la parte más hermosa.
Luego de encontrarnos hoy por la tarde, tuve ensayo con la banda y al terminar, ya solo, me senté al piano a tocar e improvisar sobre “St. James Infirmary”, pero no pude: Hace tanta falta tenerte a lado tocando batería.
Entre las últimas cosas que me dijiste, aun viviendo juntos, fue que ya no nos visualizabas envejeciendo juntos. Pero ahora quiero recordarte que años más atrás, también mencionaste que algún día en el futuro, y ya con arrugas en los rostros, veríamos juntos los vídeos de Boston. ¿Será cierto? ¿Saco una moneda y la lanzo al aire?
Bueno, Laura, creo que es tiempo de despedirnos. No me siento como una de esas personas que suele llegar a viejo y tú, la verdad, tienes muy mala memoria, así es que te pongo al tanto: entre mis papeles se encuentran algunas de tus letras de canciones y el registro de autor de “Deja que”. También hay otros textos y poemas tuyos, de los tiempos de Cambridge.
Te vez lista para comenzar tu nueva historia. Eso me anima a comenzar la mía. Buena suerte. Posdata: Cuando estás vivo, sientes estar viviendo una fantasía. Feliz viaje.
Carta abierta al amor
Olga de León
Monterrey, N. L., México. Amor de toda una vida: Hoy debo decirte algo que he callado por demasiados años, hasta ayer pude hacerlo y ayer mismo decidí que no podría seguir mintiéndome: ya no más, me dije, y mi mente y corazón se tranquilizaron sorprendentemente.
Cuando me fui sin decir nada a nadie, hace años, no tenía por qué dar una explicación de mi partida, nadie me la pidió ni creí que a alguna persona le pudiera interesar, nada de lo que hasta ese momento había hecho con mi vida… Entonces, por qué ahora pudiera interesarles. Siempre fui muy comunicativa, quizás de más. Iba por el mundo hablando de mis ideas, mis intereses y lo que hacía; y, a qué me dedicaba, sin que alguien tuviera que preguntármelo, además, seguramente tampoco les importaba. Pero, yo no pensaba eso, solo creía, siempre lo creí, que era una cuestión de honestidad y transparencia de parte mía hacia los demás.
Cuánta ingenuidad, un poco de egoísmo y, tal vez, mucho de ceguera y desubicación sobre cómo funciona el mundo, la gente, las relaciones… En fin, así era yo- Afortunadamente comprendí mi error, aunque me temo que un poco tarde en muchos sentidos.
Sí, estoy dándole demasiados rodeos al asunto que me impela hoy a dirigirte esta misiva.
Ya olvidé cuándo fue el último día en el que tú me dijiste que me querías… Si, que me querías… Porque estoy totalmente segura de que nunca me dijiste que me amaras. Yo te lo dije mucho, con palabras y con hechos.
En los últimos años, solo nos hemos dicho cuánto nos despreciamos. ¿Cuánto rencor llevamos en el alma? No lo sé… demasiado. Recientemente, el silencio ha tomado un lugar preponderante en nuestra cotidianidad.
Por una parte, quedarme callada, hacer como que no te escucho, fue una dura estrategia, impuesta a voluntad, para evitar la confrontación y la violencia verbal. En ese sentido, creo que fue lo mejor que pude hacer ante una situación irreconciliable desde cualquier punto de vista.
Lo malo del silencio es que no deja de ser una forma más de violencia. Es discriminatorio negar la existencia del otro, es ninguneo. Y, entre personas más o menos preparadas y educadas eso queda claro y manifiesto.
Por lo mismo, hoy rompo con tal estrategia y confieso: Amor, ya no te amo, ya no te quiero, tampoco te odio ni desprecio. Lo mejor de mi vida, a pesar de ti y de tu educación y carácter, me lo diste tú: mis maravillosos hijos. Tercio de reinas y un as caballeroso y noble. Solo por ellos, jamás me olvidaré de los mejores momentos de nuestra vida en común… hasta ayer. Porque hoy, es un nuevo día, y con él empiezo una vida diferente: en paz y sin rencores.
Feliz aniversario, amor. Te deseo lo mejor, aunque dudo que puedas tenerlo de nuevo, pues yo, ya no estaré en tu vida. Esta carta, no fue una misiva al odio, sino justo para ti, es una: Carta al amor. … Y, un poco a la desilusión, que al final me dio la fuerza para romper con una relación fatalmente enfermiza de amor desequilibrado y parcial.
Amor, en esta historia, sin duda soy la más afortunada, porque quien sabe amar, no puede perder… ¡jamás!
Te dejo porque ya no puedo quererte. Quizás fingí seguir amándote, más por lástima a dejarte solo, a tu propia suerte… Y por no herir tu ego.
A pesar de todo…
Olga de León G.
A pesar de todo, te quiero
Te quiero más, cuanto más sueño
Sé que nunca dejaré de amarte
No porque tú me ames
Sí, porque soy un ente etéreo
Duende o hada, aún no lo resuelvo.
Mas no te mentiré:
Yo ya no te quiero.
Amor, eres ese engañoso espejo
en el que sola yo me veo.
No habiendo un segundo reflejo,
deduzco: el espejo me engaña,
o acaso, ¿tampoco estoy dentro?
Vida, recuerda, ¡aún no he muerto!
Amapolas amarillas y negras
Orquídeas blancas, lilas y azules
El camino a mi corazón se cerró
el día que tu amor olvidó
que solo para mí serían
los relámpagos de tus ojos.
…y la lluvia inundó
el terreno otro día, otra hora
fértil y dispuesto a amar
Seca el alma, seco el corazón están.
¿Qué queda? Vacío total.
La desolación cubrió el campo,
fue poco a poco, silenciosamente.
Hasta que la desilusión reinó.
Y el silencio volvió cual torbellino,
ahogando los mejores anhelos.
Nadie debería quedarse
para siempre, solo por fidelidad.
A pesar de todo, te sigo amando.
Y esa es mi cruz, mi condena,
y lo peor de mi amor por ti.
Nadie debería quedarse para siempre
Por la razón que sea
que lo haga… y condene, así, al otro.
Amor ya no sufras más por mí
Me fui porque tenía que irme.
Sé que me recordarás
y lo harás cada día
tal como yo igual lo hago
desde el primer día en que te fuiste.
Lloré un poco, cuando te vi alejarte
Ese día murieron las orquídeas,
los girasoles miraron al cielo
Y la lluvia empapó los campos.
Finalmente, tú me ganaste,
te fuiste antes de lo previsto.
Lo que Natura y Dios destina,
ningún humano lo cambia.