Este 12 de diciembre, los católicos del mundo festejan las apariciones de la Virgen de Guadalupe a Juan Diego; miles de feligreses llevan flores a la Basílica en su honor en la Ciudad de México.
De acuerdo con la Iglesia católica, Juan Diego Cuauhtlatoatzin —"Águila que habla" o "El que habla con un águila" en náhuatl—nació en 1474 en Cuautitlán , entonces reino de Texcoco , perteneciente a la etnia de los chichimecas.
Atraído por la doctrina de los Padres Franciscanos llegados a México en 1524, Juan Diego Cuauhtlatoatzin recibió el bautismo junto con su esposa María Lucía con quién vivió dentro del matrimonio cristiano hasta que ella falleció en 1529.
Juan Diego Cuauhtlatoatzin fue un hombre de fe que coherente con sus obligaciones bautismales, nutría regularmente su unión con Dios mediante la eucaristía y el estudio del catecismo.
El 9 de diciembre de 1531, mientras caminaba rumbo a Tlatelolco, en un lugar denominado Tepeyac, tuvo una aparición de María Santísima, quién se le presentó como " La perfecta Virgen Santa María, Madre del verdadero Dios".
La Virgen le encargó que en su nombre le pidiera al Obispo capitalino el franciscano Juan de Zumárraga, la construcción de una iglesia en el lugar de la aparición.
Juan Diego le solicitó al Obispo la construcción de la iglesia en el Tepeyac, sin embargo, el Obispo le pidió pruebas objetivas para poder comenzar la construcción.
El 12 de diciembre, cuando Juan Diego se dirigía a la Ciudad, la Virgen se le volvió a presentar y lo invitó a subir hasta la cima de la colina del Tepeyac para recoger flores para ella.
A pesar de la fría estación invernal y la aridez del lugar, Juan Diego encontró unas flores muy hermosas que colocó en su tilma, pero cuando llegó con la Virgen ella le dijo que se las llevará al Obispo como prueba de veracidad.
Una vez ante el obispo, al tiempo que Juan Diego abrió su tilma y dejó caer las hermosas flores, en el tejido apareció milagrosamente la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Juan Diego Cuauhtlatoatzin movido por una profunda devoción a la Madre de Dios y, con el permiso del Obispo, pasó a vivir junto al recién construido oratorio de la Señora del Cielo que hoy se ha convertido en la Insigne y Nacional Basílica de Santa María de Guadalupe, símbolo de la devoción mariana de los mexicanos a la Virgen de Guadalupe.
Juan Diego murió en 1548 después de haber recorrido el camino de la santidad en espíritu de pobreza y de vida humilde.
El 9 de abril de 1990 fue promulgado en Roma el decreto "de vitae sanctitate et de cultu ab immemorabili tempore Servo Dei Ioanni Didaco praestito" mientras que el 6 de mayo de ese mismo año, Juan Diego fue decorado con el título de Beato.
Por siglos, "la historia ha alimentado la fortaleza de la fe del pueblo de México en la Iglesia católica, así como el orgullo de los mexicanos en su legado indígena y ha hecho de la imagen de la Virgen de Guadalupe el corazón espiritual de la Iglesia en México", señalan los católicos.