Al señalar que la Eucaristía es sinónimo de agradecimiento, el Arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López, presidió Misa de la Cena del Señor en la Cátedral de Monterrey.
Durante su sermón, Cabrera López, agradeció a los jóvenes por aceptar la invitación al lavatorio de pies, a la par que resaltó la gran labor que realizan a través de un servicio humilde de servir a los demás.
"Es necesario ayudarnos mutuamente, puedo decir que el mandamiento del amor tiene su equivalente en lo que ha dicho jesús, amanse unos a los otros", mencionó Cabrera López.
Como parte de la homilía y representando el pasaje bíblico donde Jesús lava los pies a los 12 apóstoles, Cabrera López lavó los pies a 12 jóvenes miembros del vocacional de la Arquidiócesis de Monterrey.
"Con esta celebración iniciamos el tiempo de la pascua, esta misa se llama la de cena del señor, que recuerda aquella cena profética, cuando Jesús antes de su pasión, de su muerte y resurrección se reunió con los apóstoles y comió con ellos, anunciando en un ambiente de banquete lo que estaba por venir", mencionó Cabrera López.
Cabrera López, invitó a los fieles católicos a agradecer el amor, el dolor, las dificultades, pero sobre todo agradecer las cosas buenas que tiene la vida.
"La eucaristía siempre presenta ese doble rostro de la vida humana, el dolor y la alegría, la vida y la muerte, nadie nos escapamos a esas realidades", puntualizó.
Mons. Rogelio subrayó que la Iglesia brota de la Eucaristía, Jesús instituye la Iglesia y la Eucaristía, una a otra se corresponden. No hay Iglesia sin Eucaristía y no hay Eucaristía sin comunidad, sin Iglesia.
"Porque la Eucaristía es la expresión del amor y la Iglesia tiene que vivir el amor. Nadie ama solo. Nadie está solo. El Señor nos llama a vivir en familia, a vivir en comunidad", dijo.
"Pero hoy el Señor nos dice que este amor que funda la Iglesia, que regala el Espíritu Santo es un amor mutuo, podría decir que la Iglesia es una mutualidad, en la que uno ama y es amado. En la que uno lava los pies, pero también le lavan a uno los pies", concluyó.
DIGNIDAD DE SER PECADORES
En Roma, el Papa Francisco lavó los pies de una docena de presos en una cárcel de menores de Roma, donde les aseguró su dignidad y dijo que "cualquiera de nosotros" puede caer en el pecado.
El papa repitió el rito con 10 varones y dos mujeres de diferente nacionalidad que cumplen condenas en ese lugar. Se inclinó, vertió agua sobre un pie de cada uno, lo secó suavemente con una toalla y lo besó.
Jesús "lava los pies de todos", dijo Francisco a varias decenas de presos reunidos en la capilla. "Conoce todas nuestras debilidades", dijo el papa en una homilía improvisada.
Francisco dijo que el lavado de pies es "un gesto que anuncia cómo debemos ser los unos con los otros. Deploró que "otros se benefician de los demás, (hay) tanta injusticia... tantas cosas feas".
Con todo, dijo, "cualquiera de nosotros puede caer" y perder la gracia. El lavado de pies "nos transmitió la dignidad de ser pecadores". La lección, agregó, debería ser que "nos ayudemos necesarios para que la vida sea mejor".