Llegará ese día, es inevitable. Tu niño, tu niña te mirará con una de esas miradas escrutadoras que te acorralan y te preguntará: ´¿por qué me hiciste creer en santa Claus si en realidad no existe?´
Para que no sólo pienses: ´¡gulp! y ¿ahora que le contesto?´, sino tengas algo qué decir, aquí tienes 5 respuestas entre las cuales puedes elegir la más adecuada a tu caso:
1. Porque me gusta mentir. Ya sé que te he dicho que no hay que decir mentiras, y sé que en el catecismo aprendiste que uno de los 10 mandamientos, no sé cuál, es ´no mentirás´ y que Jesús pide que digamos sí cuando es sí y no cuando es no porque lo que se diga de más viene del diablo (ver Mt 5, 37), pero yo no lo aplico, naaaaa, de lo que digo cree la mitad.
2. Porque todos lo hacen. Ya sé que te he dicho que no hagas algo sólo porque todos lo hacen, sino cuando lo pienses bien y tenga una razón, pero a mí no me gusta razonar, me gusta la borregada, imitar a otros, ir con la corriente sin pensar en las consecuencias.
3. Para que pienses en santa Claus y no en Jesús. Ya sé que se supone que somos católicos, pero se me hace más divertido que pienses que Navidad es para recibir regalos de santa Claus y no para celebrar al Niño Dios.
4. Porque a mí también me engañaron. Ya sé que te hemos dicho que no es bueno vengarse, pero a mí sí me gusta desquitarme, y como mis papás me engañaron haciéndome creer en santa Claus, quise engañarte también.
5. Para que te portaras bien. Ya sé que dicen que es mejor educar con amor que con amenazas, pero a mí me resultó más cómodo asustarte con el cuento de que santa Claus no te traería nada si te portabas mal.
Si ninguna de estas respuestas te convence, qué bueno porque son ¡patéticas!
Es que no hay razones que justifiquen engañar a los niños. Ni para que tengan una ´ilusión´. Esa supuesta ´ilusión´ los hace ignorar (en el sentido de no saber y de no hacer caso) el verdadero sentido de la Navidad, los acostumbra a enfocarse en los obsequios, en pedir y pedir, en que su alegría se centre en los regalos que van a recibir de un personaje inventado por una refresquera, en lugar de valorar lo que significa que Dios nos ama tanto que se hizo Niño y vino a este mundo a enseñarnos cómo llegar al Cielo.
Hay que enseñarles que la Navidad es el cumpleaños de Jesús, y quien debe recibir regalos es Él, y los que más le gustan son las obras buenas que podamos hacer a favor de las personas más necesitadas, con las cuales se identifica (ver Mt 25, 31-46).
Ya los papás que quieran darles a sus niños regalos, que mejor lo hagan el 6 de enero, a ejemplo (no en lugar) de los Reyes Magos.