El confinamiento más estricto en tiempos de paz de la historia ha dejado a los teatros, las salas de ópera y las compañías de ballet sin audiencia durante meses, y las bailarinas, acostumbradas a hasta ocho horas de entrenamiento por día, han tenido problemas para practicar en casa.
El English National Ballet, que recientemente se mudó a una nueva sede de estilo Bauhaus de 8.600 metros cuadrados en el este de Londres, declaró que necesitaba urgentemente el apoyo estatal para garantizar que la industria de las artes escénicas pueda sobrevivir.
“A menos que algo suceda pronto, no habrá espectáculos navideños, la Navidad tendrá que cancelarse”, advirtió Rojo, una bailarina española famosa por sus deslumbrantes fouettes.
El English National Ballet suspendió al 87% de su personal y pidió a sus empleados que acepten recortes salariales del 20%.
“Actuar ante un público muy reducido no tiene sentido en términos financieros, así que a menos que haya apoyo del gobierno para hacerlo, va a ser muy difícil hacer presentaciones en vivo para las familias en Navidad”, dijo Rojo, quien espera presentar una producción del Cascanueces en diciembre.