CIUDAD DE MÉXICO, julio 14 (EL UNIVERSAL).- El cuidado de la salud depende en gran medida de los hábitos que hayamos incorporado en nuestra rutina diaria. Estos no tienen que ver exclusivamente con tener una alimentación balanceada y llevar a cabo ejercicio físico de manera regular, sino que existen algunas acciones que podemos estar llevando a cabo, ya de forma inconsciente, y que afectan a nuestro organismo.
En esta oportunidad pondremos atención en los malos hábitos y en especial a uno que para muchas personas es ya una costumbre: comerse las uñas. Desde el Instituto Mayo Clinic señalan que las uñas son parte de la piel y deben cuidarse mucho para evitar que ingresen bacterias y hongos que puedan producir infecciones.
Riesgos de comerse las uñas
Los especialistas de la salud señalan que comerse las uñas es un hábito negativo para la salud en general. Esta costumbre no solo puede causar daños en las uñas, sino que también impacta en los dientes, en la salud digestiva, en la respiración y hasta a nivel mental, según destaca la dermatóloga Lourdes Navarro Campoamor, de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV).
Este mal hábito, conocido con el nombre onicofagia, puede darse a distintas edades, aunque tiene un 30% de presencia en niños, un 45% en edad adolescente y un 10% en personas mayores de 35 años, según datos difundidos por la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
Los problemas que nuestra salud puede padecer si tenemos entre nuestros hábitos comernos las uñas no solo pasa por una cuestión estética, aunque desde la Universidad de Montreal afirman que puede ser un síntoma de frustración y perfeccionismo, según un estudio que realizaron en el año 2015.
De todos modos, conviene saber cuáles son específicamente las contraindicaciones y riesgos para la salud de mantener esta costumbre.
Infecciones: el daño que podemos causar en los dedos al morder las uñas da lugar a que bacterias y hongos ingresen y generen infecciones.
Impacto psicológico: puede tratarse de un mecanismo ante situaciones de ansiedad y estrés por lo que mantener este hábito puede perpetuar el malestar psicológico.
Desarrollo de trastornos psicológicos: esta costumbre puede asociarse a trastornos de ansiedad o al trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) por lo que la consulta con un profesional es necesaria.
Problemas digestivos: al comernos las uñas ingerimos bacterias, hongos e impurezas a nuestra boca y estómago, incrementando las posibilidades de padecer infecciones digestivas.
Problemas dentales: este hábito puede dañar los dientes, desgastarlos y hasta alterar su alineación.
Problemas respiratorios: si las bacterias presentes en las uñas llegan al sistema respiratorio pueden aumentar las probabilidades de sufrir infecciones como amigdalitis o faringitis.