Nueva York, EU.- Misty Copeland ha contado múltiples ocasiones la historia de su primera maestra de danza, quien reconoció su talento y llevó a la joven bailarina, de entonces 13 años, del atestado cuarto de motel en el que vivía a quedarse en su propia casa por tres años para que pudiera continuar sus estudios.
Ahora Miss Bradley — Cynthia Bradley — es uno de los personajes principales en el nuevo libro infantil de Copeland, “Bunheads”, una historia basada en la juventud de Copeland y el momento en el que conoció el ballet.
En “Bunheads”, la historia de la primera clase de ballet de la joven Misty y la primera producción de danza en la que participó (el ballet clásico “Coppelia”), la celebrada bailarina no sólo rinde homenaje a importantes figuras de sus primeros años de vida, sino que explora temas como la camaradería entre los bailarines, la necesidad de un sistema de apoyo, y la importancia de tener la confianza para probar algo nuevo. La confianza es una cualidad que Copeland dijo que le solía faltar en su travesía de una infancia con escasos recursos en California a convertirse en una de las bailarinas más famosas de Estados Unidos y la primera bailarina principal negra en el American Ballet Theatre.
Copeland realizó recientemente una entrevista vía Zoom para hablar sobre su nuevo libro, el segundo para niños después de “Firebird”, además de sus actividades durante la pandemia. Copeland también habló sobre la influencia que espera que el movimiento Black Lives Matter tanga en el mundo apabullantemente blanco del ballet clásico.
La entrevista fue editada y condensada para una mayor brevedad.
¿Qué inspiró este nuevo libro?
Todos los personajes son personas que tengo en mi vida hasta ahora. Quería poder mostrar una perspectiva que a menudo no es presentada en cine, televisión o libros, sobre la camaradería y las relaciones que los bailarines tienen entre ellos, incluso desde una temprana edad. Esto ha sido una gran parte de mi crecimiento como individuo y como bailarina.
¿En quién se basó el personaje de Cat?
Ella era mi mejor amiga, su nombre es Catalina. Es una joven mexico-estadounidense, aspirante a bailarina. Yo era una niña tan introvertida y comencé en el ballet muy tarde, a los 13 años. Recuerdo la primera vez que entré al salón de ballet en la escuela de Miss Bradley, Catalina fue la primera que se acercó a mí y de alguna manera rompió el hielo.
Cuéntenos sobre Miss Bradley.
Mi familia estaba viviendo en un motel y realmente teníamos problemas financieros. Era muy difícil para mi mamá ... con seis hijos y siendo madre soltera, (tenerme) en clases de ballet. Llegó a un punto en el que era demasiado y Cynthia no sabía que yo vivía en un motel. Le dije que tendría que dejar las clases y ella me llevó en su auto a casa y se sorprendió por toda la situación. Ya se había ido después de dejarme, pero regresó, tocó en la puerta y le preguntó a mi mamá si podía vivir con ella y entrenar con ella porque confiaba en mi talento y en mi capacidad para volverme bailarina profesional.
¿Cuáles son algunos de los temas que le quieres comunicar a los jóvenes?
Reconocer y aceptar el hecho de que no tienes la confianza para creer en ti mismo por tu cuenta, eso es algo que puedes aprender ... tener un sistema de apoyo a tu alrededor. En mi vida eso ha sido difícil para mí. Y sé que es difícil para muchos jóvenes aceptar y comprender que no puedes hacer todo tu solo, y que vas a tener días en los que no te sientes fuerte.
Por cierto ¿qué es eso de “bunheads” (moños)?
Es un término de cariño. Cuando ves a esas niñas, las puedes notar desde una milla de distancia, tienen moños en la cabeza, llevan shorts de mezclilla sobre sus mallas, tienen que llegar a su clase a tiempo y no tienen tiempo para cambiarse, esas son las ‘bunheads’.
La pandemia afectó fuertemente al mundo de la danza al igual que el resto de las artes, ¿qué ha estado haciendo desde marzo?
No ha habido mucha danza, tuve una lesión en mi espalda antes de que entráramos en la cuarentena, así que mucho de esto ha sido recuperarme físicamente. Pero ha sido un momento en el que he podido dar un paso atrás y enfocarme de una manera en la que no había podido en muchos proyectos. Tengo una compañía de producción y he estado escribiendo más libros.
La mayoría de los bailarines han perdido sus ingresos durante la pandemia, debe ser extremadamente difícil.
Los bailarines no ganan mucho dinero y no tenemos las instalaciones para seguir entrenando en nuestras casas. No nos pagan cuando los teatros no están abiertos. En el American Ballet Theatre en particular muchos bailarines son extranjeros, así que no se pueden ir a casa, no pueden cobrar el seguro de desempleo. Pero sí hay un lado positivo en todo. Siento que este es momento para que todos tomemos una pausa y respiremos ... y cambiemos como nos conectamos con más gente, cómo llegamos a las comunidades que no suelen estar incluidas, definir cómo nos ponemos en contacto con la gente.
¿Qué tanto se ha visto afectado el mundo de la danza por la lucha actual por justicia social y el movimiento Black Lives Matter?
He hablado sobre el racismo en el ballet, la falta de diversidad. Mi experiencia es la de muchos bailarines que no han contado su historia así que en esta ocasión, siento que finalmente me están escuchando. Y la atención se ha puesto en el mundo del ballet de una manera en la que ellos deberán hacer un cambio. Creo que muchas de estas instituciones son vistas como si fueran muy exclusivas. Son conservadoras, son blancas. Creo que podemos crear teatros en comunidades en las ya no hay excusas para que no exista un foro en esos lugares y permitir a esas comunidades sentir que somos parte de ellas.