CIUDAD DE MÉXICO.- La dieta planetaria, propuesta inicialmente para fomentar una alimentación sostenible y mejorar la salud del planeta, también ha demostrado ser extremadamente beneficiosa para la salud humana. Este tipo de alimentación se centra en reducir el impacto ambiental del sistema alimentario y, al mismo tiempo, promover hábitos saludables que puedan prevenir enfermedades crónicas. Un reciente estudio realizado por la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard ha confirmado estos beneficios.
Los investigadores de Harvard analizaron los datos de más de 200.000 personas a lo largo de hasta 34 años, utilizando los resultados del Estudio de Salud de Enfermeras y el Estudio de Seguimiento de Profesionales de la Salud. Los hallazgos revelaron que las personas que seguían de cerca la dieta planetaria tenían un 30% menos de riesgo de muerte prematura, además de una menor incidencia de enfermedades como el cáncer, enfermedades cardíacas y respiratorias.
El profesor Walter Willett de la Universidad de Harvard, coautor del estudio, subraya la importancia de cambiar nuestros hábitos alimenticios no solo por el bien del planeta, sino también por nuestra propia salud. La dieta planetaria, al enfocarse en alimentos de bajo impacto ambiental, también promueve una alimentación rica en nutrientes esenciales que son vitales para la prevención de enfermedades crónicas.
La dieta planetaria se basa en el consumo de 2.500 kilocalorías diarias, con un énfasis en aumentar la cantidad y variedad de frutas, verduras, frutos secos y legumbres. Se recomienda moderar el consumo de alimentos de origen animal, como carne y lácteos. Esta dieta es flexible y puede adaptarse a las tradiciones gastronómicas locales y preferencias individuales, lo que la hace accesible para personas de diferentes culturas y regiones.
La comisión EAT-The Lancet ha desarrollado un modelo de plato planetario en base a esta dieta que sugiere la siguiente distribución de grupos de alimentos:
Mitad del plato: Verduras y frutas.
Otra mitad del plato: Granos enteros, fuentes de proteína vegetal (legumbres, frutos secos y semillas), aceites vegetales insaturados (como el aceite de oliva) y, opcionalmente, pequeñas cantidades de proteínas animales (ternera, cordero, aves, huevos, pescado).
La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC) ofrece algunas recomendaciones básicas para seguir la dieta planetaria:
Compra localmente: Desplázate a pie o en bicicleta para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y apoyar el comercio local.
Consume productos de cercanía y de temporada: Esto reduce las emisiones de gases contaminantes y protege el ecosistema.
Elige productos ecológicos: La agricultura ecológica es más resistente al cambio climático y retiene más CO2 que la agricultura intensiva.
Reduce el consumo de carne: La producción de carne consume muchos recursos y es un gran emisor de gases de efecto invernadero.
Mejora tu forma de cocinar: Utiliza electrodomésticos eficientes y métodos de cocción que consuman menos energía.
Evita el desperdicio de alimentos: Aprovecha las sobras y lleva contigo lo que no termines en los restaurantes.
No uses plástico: Prefiere comprar a granel y lleva tus propias bolsas reutilizables.
Recicla: Adopta el lema de "reducir, reciclar y reutilizar".