Ciudad de México.-Provistos de marimbas, trompetas y güiros, decenas de músicos se han visto forzados a tomar las calles buscando capear la falta de trabajo e ingresos dejados por el cierre de locales y el confinamiento en la populosa Ciudad de México, epicentro del coronavirus en el país.
Desde que inició la cuarentena en marzo, comenzaron a proliferar los intérpretes en diversas zonas capitalinas, ya sea en grupos o en solitario. La escena de repite en otras urbes del país cuyo rico folclore es conocido mundialmente y sus mariachis son emblema de orgullo nacional.
En la Colonia Condesa, Efraín Girón se mueve entre sus calles en compañía de otros tres colegas de banda. Empujan una marimba sobre una suerte de carrito que fue acondicionado para tal fin. Antes de la pandemia, dijo, tocaban viernes, sábados y domingos en festejos privados.
“Hoy deberíamos estar en fiestas (...) pero no tuvimos de otra que adaptarnos al sistema, darnos cuenta que la gente está en su casa, entonces digo, ‘hay que llevarles música, ¿no? Hay que llevarles alegría’”, confesó el hombre, quien reveló que, tras ocho horas de trabajo, recibe entre nueve y 14 dólares.
La competencia se ha vuelto dura en las calles, con pequeños grupos bregando por unos pocos pesos. Algunos incluyeron en sus repertorios, además de piezas emblemáticas mexicanas como “Cielito Lindo” y “Bésame Mucho”, canciones de la banda británica Coldplay como “Viva la vida” y hasta el joropo venezolano “Alma Llanera”.
“Salen y piden sus canciones y nos dan su coperacha (colaboración)”, dijo Girón, quien, al igual que sus colegas, usa una mascarilla para protegerse del coronavirus mientras toca.
Ahora aguarda con fe que la pandemia vaya cediendo para retomar su vida musical previa al coronavirus, que ha dejado a varios millones de personas sin empleo, especialmente en el sector informal, así como más de 154,000 contagiados en todos el país y más de 18,000 fallecidos.
Otros reconocen que si bien les ha sido necesario tomar las calles para sobrevivir, hay quienes se molestan por el aumento de las melodías callejeras en sus urbanizaciones.
“A veces nos mueve la policía porque la gente la llama porque estamos haciendo ruido (...) hay lugares que sí nos ayudan”, dijo un músico que se identificó como Jesús, quien estaba con otros tres miembros de su banda en la colonia Del Valle, de clase media.