El Arzobispo de Monterrey, Rogelio Cabrera López, aseveró que la cincuentena pascual que viven los feligreses, llama a celebrar la alegría de la resurrección, de la vida nueva que nos ha dado el Redentor de la humanidad Jesucristo, nuestro Señor.
"Esta invitación es permanente, no puede reservarse a unos cuantos días. Es la máxima celebración de la Iglesia, de todos los cristianos, por lo que no debemos permitir que la gracia que Dios nos brinda se vea opacada por nuestra indiferencia y falta de compromiso", mencionó Cabrera López.
"Durante esta Pascua, tendremos la oportunidad de reflexionar en las bondades de Dios para con su pueblo y que mejor que este domingo nos corresponda celebrar la misericordia divina", puntualizó.
Asimismo, recordó que desde el año 2000, el Papa San Juan Pablo II, instituyó esta fiesta el segundo domingo de pascua invitando a recordar y agradecer este gran don.
"Este año, se conmemoran los 90 años de la aparición de nuestro Señor a Santa Faustina Kowalska, religiosa a quien el Señor le pidió que recordará a todo el mundo que Él es misericordia infinita, que podemos acercarnos confiadamente a Él para recibir su amor y su perdón", recordó.
"Esta fiesta, especialmente en este tiempo de pandemia, es un verdadero alivio que nos debe llenar de alegría, ya que hace presente el amor infinito que Dios nos tiene y que nos pide vivir entre nosotros", añadió.
En tanto, ante los embates cotidianos, Cabrera López, señaló que es necesario vivir sinceramente la misericordia, la cual debe ser el sello distintivo de todo cristiano, abriendo nuestro corazón a las necesidades de los hermanos, buscando vivir la compasión sincera, dejando de lado las diferencias que, con el paso del tiempo, se tsn ido incrementando en la sociedad.
"Les invito a que, durante este tiempo, reforcemos en cada uno de nosotros esta cualidad, disponiéndonos a ser verdaderos apóstoles de la misericordia divina, estando atentos a la voz de quienes nos piden ayuda, procurando socorrerlos no solo en sus necesidades materiales, sino escuchándolos y dándoles el lugar que se merecen como hermanos en Cristo", concluyó.