Encíclica Primera Protinus Profuit
Carlos A. Ponzio de León
A quienes considerarán la presente una blasfemia, como a quienes no; a quienes tienen el conocimiento y a quienes no entenderán palabra; a quienes mantienen la sabiduría sobre la razón y a quienes mantienen la razón sobre la sabiduría. Pero, sobre todo: a quienes conservarán, después de la presente, su Fe, públicamente inquebrantable: A todos ellos, diles "Así y asá": Yo soy quien lo hace nuevo todo: Creador de Creatividades.
Escribo en proporciones, no en cantidades enteras. De los 144,000, un total de 14,333 lugares están reservados para hombres y mujeres que no se mancharon con sexo, pero que lo desean fervientemente y se han mantenido firmes; pero dispuestos a proceder. (Y que son posteriores al primero y al último de la nueva era). (El autoconocimiento no es falta). Para ustedes, dispuestos a recibir la gracia más importante desde la Creación de Adán y Eva, proveniente de Jesucristo, Hijo Único de Dios, y de la Fe del Apóstol Pablo, y por la constancia de su Iglesia durante 2,000 años. Viene lo que procede en Justicia y Derecho Divino
Del resto, 14,400 lugares: reservados para quienes practican la fe católica de cualquier denominación. 14,400 para hermanos separados, hombres y mujeres que han creído en Jesucristo y se han mantenido fieles. 36,000 para musulmanes y derivados. 14,400 budistas. 21,600 pertenecientes al hinduismo. 28,800 ateos y agnósticos. 67 judíos (aclaro: judías: todas mujeres).
¿Religiones tribales y primitivas que creen en la sacralidad del universo y fabrican esculturas de lo sagrado? El tiempo ha llegado, aquí está para ustedes quienes lo han esperado, con dos décadas de retraso, o menos. Equilibrio del Universo. Fuente de poder salvaje. Amistad del río y del viento. Rayo que es trueno. Edad prematura. Equilibrio de los tiempos.
Sigue diciéndoles: Así y asá: No existe Sacerdote cuyo nombre esté inscrito, nombrado por mi llamado, que no haya deseado sentirlo, como el sabor del helado en la boca. Hipócrita quien lo niegue, porque así los he hecho yo, con mis manos, mis células y mis átomos: Así, como no hay hombre que, a punto del orgasmo, no haya sentido la necesidad de ser penetrado por placer. No lo hay. Así los he creado. YO TE HICE. Que quede la verdad asentada.
Respecto a las sexualidades y géneros del nuevo siglo: Sepa la humanidad que, en el mundo de las Divinidades, de donde proviene Dios, algunas de ellas son hombres y otras, mujeres. Algunas también son, a la vez, dos géneros. Hacia eso se dirige la humanidad, porque Dios así ha hecho al hombre y a la mujer, con las hormonas necesarias para ello. Cuando la humanidad lo descubra, a través de la ciencia y la medicina, dejará entonces, el Señor, la decisión al albedrío humano, cualquiera que corresponda el concepto que el hombre tenga para entonces de albedrío. (El que tiene oídos, que oiga). El que tiene hambre de sufrir, que sufra: pues habrá nuevas maneras de sufrir y todas beneficiarán al Señor. Todas ellas contribuyen al Nuevo Pacto en el Gozo del Señor. Dicho ha sido: Así y asá.
Diles también, así y asá: De la guía de estudio para admisión al nuevo Scholitas del Conocimiento: (1) Gimnasia básica: 10 posiciones de Yoga: Montaña, Uttanasana (Curva hacia adelante), Paschimottanasana (Posición de las pinzas), etcétera. Porque escrito está: "¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es." (1 Corintios 3: 16-17).
(2) Bellas Artes básicas: Sin importar que se realicen con la destreza de un niño. Que tal fue la razón del surgimiento del Arte Moderno y ahora, recientemente, del Arte en colaboración con la Inteligencia Artificial. Sentar las bases apara que toda obra humana, aplicada con la destreza que sea, pueda ser considerada con debido respeto, como arte. Arte y arte. Arte o arte; porque a todo esfuerzo corresponde su recompensa. (El que tiene ojos, que vea).
(3) Para quienes son reprendidos con severidad, porque han sido llamados: Del Génesis al Segundo Libro de Samuel. Para quienes son llamados a gobernar públicamente, bajo la orden secreta de la Santa Señal y el Verbo de Dios: Del Primer Libro de Reyes a Job. Para quienes son llamados a gobernar como consejeros: De Isaías a Malaquías y todo el Nuevo Testamento. Este último es un llamado urgente, pues el Sagrado Libro está por darse por concluido en brevedad de segundos, que son años humanos. Para quien busca sin encontrar: La Biblia.
Estos han sido los lineamientos de la Primera Encíclica Sagrada; para quienes tienen oídos. Así y asá, ha sido dicho. Y no olvidéis la limosna.
Los caprichos de Dios
Olga de León G.
"Al son que me toquen, bailo", decía una y otra vez, la cieguita de la cuadra. No tengo comida aborrecida ni cristiano que me desprecie. Mira por dónde andas, no sea que contigo me tropiece y al suelo me hagas caer. Era muy joven, quizás en los veinte años o ligeramente menos. Habíase quedado ciega tras un accidente automovilístico de sus padres, en el que ambos murieron, cuando ella solo contaba con trece años.
Lo más triste era que no tenía familia. Fue hija única de padres igualmente, hijos únicos. Sus abuelos maternos que por entonces vivían aún, también fallecieron unos años después, quedándose sola en esa enorme casa, en la que solo la acompañaban los pájaros de su madre, los rosales y jazmines que ella adoraba y algunos árboles frutales que su padre había sembrado.
No obstante, la pareja de los servicios principales (ella, ama de llaves y cocinera; él, chofer y jardinero), que formaban un matrimonio maduro y sin hijos, se quedó con ella haciendo lo que hacían cuando sus padres vivían y algo más, porque ya no había nadie más para ayudar en la casa.
Cuando sus padres murieron, el abogado de la familia, a los empleados, les dio la opción de quedarse con el mismo sueldo o irse con una modesta pero justa indemnización. Todos decidieron irse, excepto la pareja sin hijos. Ellos se compadecieron de la niña y se quedaron con ella. El abogado los enteró del testamento, ya que en él estaban incluidos, como si los padres de Ana Inés supieran que este matrimonio no abandonaría a su hija.
En él constaba, que serían los tutores de Ana Inés y que debían darle toda la atención en educación, médica, y el amor que ella necesitara; eso sería así, hasta que fallecieran los abuelos, y que Ana cumpliera veintitrés años o hubiese terminado una licenciatura, la que ella hubiese escogido.
Feliz y contenta, Ana Inés destinaba alrededor de media hora cada día, para jugar con los chiquillos -como ella los llamaba- de su cuadra: todos los vecinos la amaban y cuidaban desde niña.
Tres años más tarde, terminaría sus estudios universitarios, licenciatura en Finanzas y Contaduría, además de Leyes, pues dadas sus capacidades cognitivas, pudo estudiar dos carreras y terminar sus tesis, un año después. Así que poco antes de cumplir veinticuatro años, estaba lista para hacerse cargo de su persona, de la de sus amados tutores y de sus bienes; los cuales no eran muchos, pero sí ameritaban una revisión de cuentas con el abogado encargado de todo.
Nada fuera de lugar ni malos manejos encontró, en la revisión. El abogado era un hombre honrado y tenía el poder legal de aumentarse el sueldo, cada año.
Al abogado, Ana Inés, le ofreció continuar en su trabajo, con la administración de la hacienda y bienes de su padre, a condición de que aceptase su supervisión cada seis meses. Él aceptó.
Cómo no iba a hacerlo, si estaba enamorado de Ana, desde que ella tenía 12 años, y recién empezó a trabajar con su padre. Homero, que así se llamaba el abogado: del Campo y Salazar, sus apellidos, tenía cinco años de titulado y veintiocho de edad, cuando entró en contacto con la familia de Ana, y fue atrapado por la niña pizpireta y alegre que solía irrumpir en la oficina destinada para el abogado, con una lluvia de interrogantes sobre lo que él debía hacer y reportar cada mes a su jefe.
Ella nunca lo desesperó, por el contrario, él se convirtió en su primer maestro de grado universitario, cuando ella apenas estaba en Secundaria, recién fallecidos sus padres y ya con la pérdida muy avanzada de su visión: quedó como con glaucoma de menos 80% de visión en un ojo y 60% en el otro. Y, no obstante, la joven jamás renegó de su condición.
Homero esperó más de doce años, para declararle su amor de siempre. No podía, ni quería esperar más. La otra hora niña, sabía en el fondo de su corazón que el abogado había sido siempre su amor platónico y secreto... A nadie le había dicho que lo amaba; pero, así era; no podía tomar la delantera; esperaba que se diera el milagro, y se dio.
Una tarde de octubre, él se le presentó en su casa, tocó el timbre y esperó a que le abrieran la puerta y le anunciaran a Ana de su presencia en el vestíbulo, esperando verla. Ella acudió un tanto nerviosa y feliz a verlo, y de inmediato se le acercó y le dio un beso en la mejilla; Homero acababa de recibir un sí a la pregunta que no alcanzó a hacer.
Ambos fueron a la sala, se sentaron y charlaron, hasta que María entró y les preguntó: ¿mesa para una o para dos? Ana respondió: para cuatro, porque tú y papá Julián también cenarán con nosotros.