CIUDAD DE MÉXICO, noviembre 20 (EL UNIVERSAL).- Aunque suele estar rodeada de prejuicios debido a su alto contenido de grasas saturadas, la manteca es un alimento con propiedades nutricionales que pueden beneficiar la salud si se consume con moderación. Más allá de su papel en la cocina, este derivado lácteo contiene compuestos clave que actúan como agentes antiinflamatorios naturales y contribuyen al bienestar general.
La manteca destaca por su contenido de vitamina A, esencial para la regeneración celular y la elasticidad de la piel, lo que ayuda a retrasar los signos del envejecimiento. También contiene vitamina E, un poderoso antioxidante que protege las células del daño causado por los radicales libres, compuestos que aceleran el envejecimiento y están relacionados con diversas enfermedades degenerativas.
Además, la manteca es rica en ácido butírico, un compuesto con propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a reducir la inflamación crónica. Este tipo de inflamación está vinculado con el envejecimiento prematuro y enfermedades como la artritis o problemas cardiovasculares. Por si fuera poco, aporta vitamina K2, que desempeña un papel crucial en la salud ósea al dirigir el calcio hacia los huesos y prevenir su acumulación en los tejidos blandos.
Para aprovechar los beneficios de la manteca sin comprometer la salud cardiovascular, es importante consumirla con moderación. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las grasas saturadas no deben superar el 10% de las calorías diarias, lo que equivale a un máximo de 22 gramos de manteca en una dieta de 2.000 calorías.
Algunas formas de incorporar la manteca en la dieta son:
Tostadas integrales: Usa una pequeña cantidad como base para untar.
Salteados: Añádela en pequeñas porciones para cocinar vegetales.
Cremas y sopas: Una cucharadita puede mejorar la textura y sabor.
Repostería saludable: Úsala en recetas como muffins o panes caseros, siempre moderando la cantidad.
No todas las personas pueden beneficiarse del consumo de manteca. Según la Procuraduría Federal del Consumidor (Profeco), quienes padecen enfermedades cardiovasculares, hipertensión arterial o tienen niveles elevados de colesterol LDL deben evitarla o reducir al máximo su consumo, ya que el exceso de grasas saturadas puede aumentar el riesgo de aterosclerosis e infartos.
Asimismo, personas con intolerancia a la lactosa o alergia a las proteínas de la leche deben evitar este alimento. Aunque contiene menos lactosa que otros lácteos, aún puede causar malestar estomacal, hinchazón o reacciones adversas en personas sensibles.