Introito
Aristófanes escribe su magnífica comedia Lisístrata por el año 411. Aristófanes es un pacifista, y como tal se manifiesta en algunas de sus obras; claramente lo es, en: La Paz, Acarnienses y Lisístrata. Pero indiscutiblemente también es un maestro de la sátira y la burla para hacer crítica política, social o moral. En Lisístrata deja que la mujer logre su cometido, acabar con la guerra. Hartas estaban las mujeres de su tiempo, de que los hombres no estuvieran en casa a causa de las guerras, en aquel momento sucedía la guerra del Peleponeso. Lisístrata las reúne y les propone que se nieguen a cualquier contacto sexual con sus hombres mientras ellos no desistan de ir a la guerra. Se cree que esta fue la primera rebelión sexual de la mujer, por lo menos entre los pueblos de la cultura llamada -bien o mal- occidental.
En muchos sentidos, el movimiento actual no es esencialmente sexual, pero sí responde a la lucha por la vida y los derechos de las mujeres, como tales, solo por ser mujeres. En este sentido, es imposible negar, que lo que está al frente de las exigencias planteadas, es su sexo. Se las mata solo por el hecho de ser mujeres. He aquí el único parangón que hago con el título de mi arenga, el discurso que enseguida presento; el cual, efectivamente, no se pronuncia en la Plaza pública o Ágora griega, sino en el Ágora de este serio y tradicional medio informativo, para el que escribo cada domingo; mas no por su modesto lustre, lo expuesto deja de ser una arenga, proclama, alocución o discurso.
¡Lisístrata ha regresado!
No puedo ni debo, ni quiero pasar por alto, el significativo día en que saldrá publicada esta colaboración en la página Cultural: un día de luto y de vanguardia para la mujer trabajadora en todo el mundo. Tampoco cierro los ojos ante el nuevo significado que quizá cobrará, al menos en nuestro país, el siguiente día, el nueve de marzo, si su cometido y su empuje es libre, auténtico y sin metida de manos de intereses pérfidos o perversos que buscan incrementar el caudal de la corriente trayendo agua a sus pozos (intereses ocultos).
Ojalá termine siendo un día de gloria y alabanzas para todos: hombres y mujeres, y no de más tristezas y desgracias. Por eso, hoy doy la cara y expongo mis puntos de vista al respecto. A pesar de haber sido educada dentro del ambiente familiar para ser útil, solícito y presto a la colaboración y apoyo a las buenas causas y a mis semejantes, también se me enseñó a decir NO a todo aquello que sospechara no era bueno, solo lo parecía, y no venía de fuente limpia, desinteresada y segura.
Por otra parte, quizás sea demasiada mi terquedad, mi contradicción u oposición ante la postura que recientemente están mostrando diversos grupos de féminas, colegas, amigas, alumnas y otras mujeres, quienes han propuesto que un día paremos al mundo (nuestro entorno o el de todos los países posibles; no lo sé, no estoy del todo enterada), dejando de trabajar, estudiar, de hacer cualquier actividad dentro y fuera del hogar, en señal de un “basta” ante tantos asesinatos, violaciones, secuestros y vejaciones de distinta índole contra las mujeres, desde niñas, adolescentes hasta mujeres adultas e incluso mayores o ancianas; y son, particularmente, designados los crímenes contra mujeres por el solo hecho de ser mujer, como feminicidios.
Mi respeto para quienes tal decisión tomen y hagan lo que piensen que es lo mejor para exigir el cumplimiento de las leyes y los castigos correspondientes, así como la defensa de nuestro género, que contra cualquier opinión que aún pueda prevalecer en sentido diverso, sí sigue (seguimos) siendo el sexo débil, el más expuesto ante la fuerza bruta en mayor o menor grado de los hombres… sean simplemente brutos, o salvajes y bestias, o machos de baja estima y nulo índice cognitivo, o algunos (acaso sean todos) dueños del capital y, por lo mismo, hasta de nuestras decisiones; en una palabra: hombres enanos mentales que viven, por lo menos, tres siglos atrasados.
Pero, tampoco debemos generalizar, porque realmente existen hombres de pies a cabeza que respetan a las mujeres, y no solo a su madre, esposa, novia o hijas, sino a todas las mujeres. La pérdida del respeto a la mujer empieza cuando a la madre se le falta al respeto. Ese individuo, tarde o temprano, no respetará a ninguna. Y quien más lo lamentará será su progenitora, pues se reconocerá débil y fallida en el momento que educó a los hijos varones, y se preguntará: ¿qué hice mal?, ¿en qué me equivoque?
Como si toda la responsabilidad sobre la educación de los hijos descansara solo sobre los hombros y espalda femenina. No, el entorno influye fuertemente, y en ese entorno entra en primer lugar el padre, cuya influencia en la formación de los hijos, descansa primero en el ejemplo… y luego, termina también con el ejemplo: sus acciones y tratos hacia la pareja, la madre de sus hijos, es el estandarte que lo valúa o desvalúa.
Sí, no tengo dudas cuando afirmo que respeto profunda y sinceramente la postura y afán de lucha y manifestación pública contra los feminicidios. Mas, eso no es lo mío, no se me da, no de esa forma, pues soy muy desconfiada -pienso demasiado antes de dar cualquier paso en falso-, por eso precisamente, no me interesa sumarme como un número más a la vorágine de una masa a la que no acabo de verle claramente la cabeza ni las manos y pensamiento totalmente libres de ataduras convencionales, ni sujeción a oscuros intereses detrás de algunas cabecillas.
Ciertamente, hoy hasta los que en otros años -y este todavía- han sido depredadores, abusadores laborales de muchas mujeres, ¿cómo?: simplemente pagándoles menos que a los hombres ante igual nivel o cargo laboral, académico, ejecutivo o profesional, estos, digo, son los mismos que hoy “se suman” a las protestas de las mujeres en contra de tantos feminicidios cometidos: ¿extraño, no? Pero no es de extrañar realmente, sino algo “admirable”, para las más ingenuas. ¡No puedo creer tal juego!, es demasiada la arrogancia de esos seres que se sienten arropados por su empresa, por su carisma, por sus seguidoras, no sé… Esto es una burla a ojos vista.
En fin, como lo dije al inicio: las masas no son lo mío. No participo en ningún evento multitudinario sea cultural, social, religioso ni de simple divertimento o entretenimiento. Muy jovencita aprendí, por experiencia propia (Movimiento estudiantil de 1968) y enseñanza paterna, que a río revuelto, ganancia de pescadores mayores (los dueños del capital y de nuestras vidas, si se las entregamos).
Tengo ideas propias y cuando es necesario las comparto, pero yo al igual que Alejandro Rossi: “…no pretendo convencer a nadie de nada, hacerlo sería atentar contra su libertad…”, que cada cual asuma sus riesgos y sus responsabilidades por sus actos… que yo haré y hago lo propio.
Mañana será otro día y confiemos en que será un buen día, un estupendo lunes nueve de marzo de 2020, cuando las mexicanas protestarán contra las violaciones, secuestros y asesinatos de mujeres, dejando al mundo masculino sin ellas, por un día, por eso digo -a modo de paráfrasis y guardada toda diferencia- que: ¡Lisístrata ha regresado!
¡Viva la paz entre mujeres y hombres! ¡Viva nuestra Constitución y su cumplimiento por parte de los tres poderes! Y ese cumplimiento no pude quedar reducido ni resuelto con “besos y abrazos”. ¡Claro que no!, queremos ver claridad en los actos, consecuentes los dichos y promesas con la dimensión de los hechos. Si no, ¿cuál es el sentido de las leyes?
Que el mundo no ha cambiado lo suficiente para ser un mundo de equidad entre géneros, y justo no más con unas que con otros sino, según sus capacidades y desempeño sin importar el género, tal hecho queda en evidencia: con el regreso de Lisistrata: ¡su presencia lo confirma!
Persiguiendo una estrella
Sueño de libertad, ansias de equidad.
Vuelo que remonta montañas
allá donde anidan las águilas,
antes de su viaje al cielo.
Lugar donde las madres
se sienten felices y santas.
A lo lejos, se escucha el canto
que al marino griego enamora.
Cantan a la orilla hermosas sirenas
y, con su meloso sonido, ellas
atrapan a cientos de hombres.
Las mujeres astutas luchan.
Van en pos de rescatar a la hermana
presa ingenua de infiel amor insano.
Sacro recinto de los dioses
donde en Concilio os reunís
¿Por qué elegisteis a Afrodita
y no a la ilustrada Atenea?
¡No permitáis que yo me muera!,
Déjame, que me quede ciega
y no me encuentre a Ifigenia,
tampoco vea a Edipo rey, ni a Ulises.
Cuando quiero cantar lloro,
y a veces lloro, sin cantar.
Cuando lloro sufro por dentro,
y muero poco a poco, mientras duermo.
Desde la oquedad del cielo,
la mujer pudo entender:
“¡Nadie es más fuerte que Polifemo!”
Nadie será Ulises, por siempre.
Y Penélope… muy a su modo,
femenino y sagaz, ganó la batalla.