Incineran restos de José Agustín

Pronto tendrán lugar algunos homenajes para el prolífico escritor

El cuerpo del escritor José Agustín fue incinerado este miércoles al mediodía en el panteón Jardines del Recuerdo, en Cuautla. Su cadáver nunca fue ingresado a un féretro y de la carroza que lo condujo de su casa al camposanto bajaron un cuerpo en camilla y envuelto en una sábana.

José Agustín murió la madrugada del martes, víctima de un paro cardiorrespiratorio. Su cuerpo fue velado por un grupo selecto de familiares y amigos en su casa del fraccionamiento Las Brisas.

Su hijo Jesús Ramírez Bermúdez contó que desde su lecho, el escritor se despidió con poesía, declamaba obras de Federico García Lorca y Rubén Dario. " Literalmente se despidió con poemas y para nosotros fue algo muy sorprendente".

—¿DEJÓ UNA ÚLTIMA VOLUNTAD?

—Él dejó toda su voluntad implícita escrita en su obra y a través de su ejemplo y los mensajes que siempre nos transmitió en los momentos finales tienen que ver con esos valores como el respeto a la libertad y a la autonomía personal, también dentro de un marco de justicia social y de respeto a la autonomía del otro. Fueron muchos sus valores. Para él la literatura era la posibilidad de recuperar esa alegría y ese juego de la infancia a través de la literatura, la invención, la imaginación y ese fue su mensaje final y su legado.

—¿EN ALGÚN MOMENTO HABLÓ DE LA SITUACIÓN POLÍTICA ACTUAL?

—Como sabes, fue un analista político muy agudo, un hombre crítico de la situación del país en las décadas de los 70, 80 y 90 y todavía en los gobiernos de principios de este siglo, pero en los últimos años, desde su casa, veía todo con mirada crítica, pero al mismo tiempo de respeto. No nos hizo comentarios sobre la situación de la política actual, no quiso involucrarse más en política porque se daba cuenta que ya no tenía las herramientas suficientes para el nivel de análisis que le gustaba.

—¿QUÉ SIGUE?

—Hemos decidido como familia incinerarlo y buscar un lugar que tenga un valor simbólico donde podamos reunirnos para recordarle, pero al mismo tiempo estamos conscientes del compromiso que tenía con sus lectores. Vamos a buscar por medio del INBAL o una institución cultural que nos apoyen para generar un homenaje pronto. Ya hemos recibido muchas invitaciones y ofertas de parte del INBAL y de otras instancias; a lo mejor buscar algún lugar para que algunos de sus restos puedan ser visitados por sus lectores ya que fue una figura muy inspiradora para generaciones enteras de lectores y escritores en México.

Los últimos dos o tres años del escritor, dice su hijo, fueron muy difíciles.

"Le costaba mucho trabajo llegar de su recámara a la sala, pero siempre de buen humor, con muchas bromas, con su inteligencia y su memoria tremenda para cuestiones de literatura, porque aunque las lesiones le provocaron un problema de memoria era capaz de declamar obras de teatro enteras, poemas completos, pero cada vez era más difícil su interacción con el mundo".

La falta de actividad física, cuenta, llevó a más inmovilidad y al final prácticamente ya no podía alimentarse. Eso lo hizo entrar a una fase terminal, lo cual los últimos dos meses ya fueron muy difíciles porque estuvo en cama prácticamente todo el tiempo, narra su hijo.

"De Navidad para acá ya estábamos toda la familia acompañándolo de manera permanente porque sabíamos que en cualquier momento iba a ocurrir un deceso, aparte padecía hipertensión desde hace unos 20 años", afirma Jesús Ramírez Bermúdez.

"Del Año Nuevo para acá ya estaba permanentemente en cama, con mucha disminución en su estado de conciencia, todavía reconocía, pero no era la misma calidad de vida. Todavía nos regaló en estos últimos días momentos de alegría, con su inteligencia, sus palabras, siempre tan lúcidas y brillantes", concluyó Jesús Ramírez, uno de los tres hijos del reconocido escritor.