Ilumina Díaz Castelo las oscuridades de la gente común

El libro de las costumbres rojas, está construido con cuentos que surgen de lo que la autora escuchaba de la gente

Lo inaudito, a través de escenas que transcurren en los pliegues de la realidad donde ocurre lo insólito, con personajes comunes y corrientes que se enfrentan a su propia oscuridad, historias que ocurren en lo siniestro y ominoso, son las atmósferas que explora la poeta, narradora y traductora Elisa Díaz Castelo en sus cuentos reunidos en El libro de las costumbres rojas (Elefanta, 2023), una compilación de relatos inquietantes que brotan bajo nuestra cotidianidad.

"A mí, siempre me ha obsesionado mirar el mundo cotidiano en busca de esos momentos, de esos instantes que se vuelven puertas hacia el asombro. En la poesía hacia un asombro muchas veces luminoso, pero en el cuento específicamente me gustan esas puertas que se abren hacia otro tipo de asombro, un asombro que contiene una gran medida de oscuridad y que quizás está vinculado con lo siniestro y ominoso", afirma Elisa Díaz Castelo.

Para la autora es más terrible y más real aquello que no puede verse del todo y mantiene ciertas áreas de sombra, y esos son justo los mundos que quería explorar, sin exponerlos a una luz incandescente, sino más bien acercarlos a la luz más tenue de una veladora, con la idea de que lo monstruoso radica también en lo que no puede discernirse por completo.

"Me interesa lo siniestro no con monstruos o como en cuentos de terror clásico, sino lo siniestro que tenemos nosotros oculto en nuestra propia identidad, como esa otra forma de lo siniestro que es más tenue pero mucho más terrorífica. No diría que son cuentos de terror, sino cuentos que exploran partes oscuras de personas comunes y corrientes", señala la ganadora del Premio Bellas Artes de Poesía Aguascalientes 2020 por El reino de lo no lineal.

El libro de las costumbres rojas", que contiene doce cuentos, está construido con cuentos que muchas veces surgían de las cosas que Díaz Castelo escuchaba de gente que le contaba historias, de cosas que le sucedían, pero casi todas las llevaba al extremo del absurdo y a ese tipo de pequeños instantes de vidas ajenas que se van escuchando y que se germinan y comienzan a desarrollarse en la mente.

Son cuentos, además, escritos a lo largo de 15 años. "Escribo muy lentamente, en especial, escribo la narrativa con mucha lentitud", dice Díaz Castelo.