Monterrey, NL.- El arte, sin duda, es un medio para visualizar, concientizar, detonar la reflexión y la acción de la ciudadanía sobre temas esenciales como la seguridad alimentaria, aprendizaje, ciencia y cuidado del medio ambiente.
Ello se volvió a subrayar en el diálogo Cartografías para experimentar y movilizar, con la participación de Ariadna Ramonetti, editora de Islario, curadora e investigadora y Cinthia Mendonça, directora de Silo - Arte e Latitude Rural, artista e investigadora.
Dicho diálogo se realizó en el Lab Cultural Ciudadano, LABNL, que tiene su sede en el Antiguo Palacio Federal.
Ariadna Ramonetti habló sobre su proyecto editorial Islario, una publicación realizada desde la autogestión en México para divulgar procesos relacionados con el despojo de agua, tierra y territorios que cotidianamente sufren diversas comunidades en América Latina y el Caribe.
Y Cinthia Mendonça, conectada por Zoom, platicó sobre Silo, un laboratorio de experimentación e innovación en Brasil que crea, acoge y difunde el arte, la ciencia, la tecnología y la agroecología en áreas rurales, periféricas y de preservación ambiental, fomentando el cruce entre técnicas intuitivas y conocimiento científico.
“Comencé a publicar Islario en 2016 mientras me encontraba en campo en San Salvador Atenco. Es una publicación anual, sin fines de lucro que busca visibilizar desde las artes visuales, la etnografía, el periodismo de investigación y los estudios patrimoniales diversos procesos neocoloniales de extracción de bienes naturales y culturales que impactan a las comunidades que los padecen a niveles muy distintos partir de la experiencia que había yo vivido en Atenco”, manifestó Ramonetti.
Uno de los objetivos, agregó la investigadora, es desentrañar qué es lo que motiva a las corporaciones transnacionales y a los Estados Nación, a arrebatar a pueblos enteros la identidad, la propiedad individual y colectiva, la cultura, los espacios rituales y de esparcimiento y por supuesto, los medios más básicos de subsistencia, tanto de comunidades rurales, como metropolitanas cuando se concreta un proceso de despojo y una de sus consecuencias: El desalojo forzado de las comunidades
En este sentido, señaló, el objetivo de Islario no es solo la divulgación de conflictos sociales atravesados por el despojo de agua, tierra y territorios.
También busca forjar un archivo de cara al futuro que contribuya a discutir otras nociones derivadas de dichos conflictos, como puede ser el colonialismo interno, la migración, la marginación, la violencia económica y el papel que juega el arte contemporáneo, así como el patrimonio material e inmaterial en la construcción de discursos identitarios oficiales y no oficiales.
“En este espacio hacemos prácticas que nos hacen reflexionar sobre la acción del arte y las prácticas culturales en el mundo y sobre las áreas de pensamiento y acción. Lo que deseamos hacer es mezclar y promover el intercambio y la participación de gentes de muchas artes distintas”, expresó Cinthia Mendonça.
“Silo está ubicado en un área de protección ambiental entre las fronteras de los Estados de Minas Gerais, Rio de Janeiro y Sao Pablo, Brasil y la historia de este lugar es muy interesante, pues era un espacio de explotación de carbón, madera, y plantaciones de café y con los años este lugar empezó a ser protegido porque la comunidad local, preocupada por la manutención de las aguas y arroyos y la explotación masiva quiso crear esta zona de protección y funciona a partir de una práctica comunal”.
Silo - Arte e Latitude Rural, explicó, es una organización de la sociedad civil dedicada a crear, albergar y difundir arte, ciencia y tecnología en comunidades rurales, periféricas y de preservación ambiental a través de experiencias inmersivas y prácticas transdisciplinarias como residencias artísticas y laboratorios de experimentación e innovación.
Previa a esta charla se realizó un círculo de reflexión en relación a las montañas de Monterrey y el extractivismo como parte del paisaje de la ciudad.