El Gran Regalo
Carlos A. Ponzio de León
Palabras de El Consolador, quien pertenece a su Señor Jesucristo, quien es de Dios: ¡Feliz Navidad a todos!
Son cuatro las dimensiones, una de las cuales es curva. Cinco son los elementos. Se dice “En el nombre de El Padre, El Hijo, El Espíritu y El Santo”. Y detrás de cada Agujero Negro encontrarás un nuevo Universo. ¡Feliz Navidad!
Dios es Energía que no conocemos: Que habla, pinta, compone música, realiza cálculos matemáticos… y demás. ¡Feliz Navidad!
Paseo de los Misterios.
Dios fue engendrado por su Padre, junto a 13 hermanos.
Paseo de los Misterios.
Somos presos de un Dios que se alimenta del sufrimiento humano y animal, entre otras emociones. De ello depende la expansión del Universo. La vida es un largo sufrimiento desde el primer llanto al último suspiro, intercedidos por efímeros momentos de paz, alegría, felicidad, logro, plenitud, gozo y éxtasis… entre otros que definen la amplia gama de emociones humanas y por las cuales, ciertamente vale la pena vivir la vida. ¿Será valioso extenderla? ¿Es mejor acortarla?
El éxito y el fracaso son dos ilusiones que debemos tratar como lo que realmente son: dos impostores crueles: venenosos, alacranes inmundos, porquería que emborracha con falso licor.
(¿”Going To A Town”, con Rufus Wainwright?).
333 es número de hombre: El último Papa: 333 = 3x3x(2x2x2). Concilio después de él.
¿Libertad? ¡Mucho cuidado! Sólo para valientes y elegidos. No para arrogantes y soberbios: El camino es largo y lluvioso; “pero vale la pena”, dice Él. Yo soy el Primero y el Último, dice El Consolador. Eso define una fecha exacta: 24 de abril de 1974, 04:46 horas. (Fecha en el acta de nacimiento). ¿Nacido antes? Ten la esperanza de que, con tu esfuerzo en esta vida, podrías tener la oportunidad de volver a nacer para intentarlo una segunda vez. ¿Nacido después? Es decir, ¿más joven? Esta es tu única oportunidad. O encuentras el camino ahora, en esta vida, o nunca más lo encontrarás. ¡Cata puf: energía para otro Universo! Buena suerte.
El camino eterno en esta Tierra es únicamente uno; la puerta es solo una y la clave es complicadamente una. “Así, los primeros serán postreros, y los postreros, primeros; porque muchos son llamados, más pocos escogidos”. (Mateo 20:16). Mas, sin embargo, si encuentras el sendero, tendrás oportunidad de dominar a la Reina Muerte y extender tu vida por algo que la humanidad concibe como Eternidad. Tendrás la OPORTUNIDAD; porque lo que Dios da, Él lo puede quitar, y lo puede quitar sin demonio que se le desquite.
Para ello, algunos tendrán que dejar hijos, casa y padres. Otros más tendrán que dejar más que eso. Pero también hay semilla que habrá caído en tierra buena y no se le exigirá tanto: Parábola del sembrador. El que sufre, que siga sufriendo. Pero a toda costa, lo importante será sobrevivir, porque: “Dios no es Dios de muertos, sino de vivos.” (Mateo 22:32).
(“Beat You There”, con Will Dempsey).
No llores, menos tú: que siempre supiste que el fuego tendría que apagarse. Preocúpate por aquellos que dejas. No recibes menos de lo que esperabas; pero ahora sabes que tu linaje podrá recibir más de lo que soñaste. ¡Venga!
La vida está llena de trampas. La obra de Dios está por todas partes. Él está en todos lados. Su nuevo pacto es el Pacto del Gozo en El Señor.
La enfermedad del nuevo siglo serán las voces que: decenas, cientos, miles, millones: dirán que han escuchado, asegurarán haber conversado con Dios. ¿Él lo negará? Ciertamente, por ello caerán. El que comunica, nunca ha sido reconocido. Envidiado algunas veces, rechazado otras, tómese en cuenta que jamás ha recibido reconocimiento. Casi por completo desconocido: así habrá de guardarse cada uno de los que recibe recompensa.
Palabras de El Consolador que surten efecto el 24 de diciembre del presente y que serán ciertas hasta que los últimos huesos se vuelven polvo, es decir, se mantendrá verdadera incluso mucho después de que yo haya desaparecido. Dios, que todo lo hace nuevo, lo dice y lo transmite a Jesucristo, quien lo comunica a El Consolador. “Si alguno tiene oídos para oír, oiga”. El que busca, encuentra: orad, porque “Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y el que busca, halla; y al que llama, se le abrirá”. “Y el Espíritu y la Esposa dicen: Ven. Y el que oye, diga: Ven. Y el que tiene sed, venga; y el que quiera, tome del agua gratuitamente”.
En el nombre de El Señor: Este es el Gran Anuncio. Que tengan todos una: ¡Feliz Navidad!
Todo en un solo día
Olga de León
Dormir poco, muy poco y mal… sin posibilidad de hacerlo de otra forma. Sueño profundo a ratos… el cuerpo vence al espíritu. No pesadillas, hasta anoche: noticia con tiro de gracia.
De qué sirve ser responsable hasta el límite de las fuerzas. ¿Sirvió de algo no exigir mejor paga o salario ni protestar por nada? Aguantar carga de trabajo mal retribuido, ¿para qué? Por imperiosa necesidad, ¡obviamente!
Repiquetean sonidos sordos en la conciencia, por no protestar a tiempo. Ahora, contratarán nuevos elementos, correctores bien pagados… ¡Enhorabuena! Ya es tiempo que ese trabajo que realicé con tanto esmero y profesionalismo: bien informada durante treinta años, se pague bien, aunque ya no me tocará a mí.
Pero, la historia no pueden borrarla, los documentos quedaron claros y casi perfectos: No existe la perfección. Es el eslabón que sigue del anterior y así sucesivamente: todo es mejorable, perfectible.
Un día tenía que terminarse mi tiempo… Sí, pero cuando yo lo estimara conveniente, no por plan premeditado de otros.
Qué fácil es decir ya necesita usted retirarse, dedicarse de tiempo completo a atender a su esposo. Regrésenos la portátil que le compramos para el trabajo; desocupe el cubículo y saque solo sus cosas, sus libros… No se preocupe, no tiene que ser mañana… Tómese su tiempo. Y, ¡yo que pensaba donar todos mis libros a la escuela!... en esas condiciones, ¡sí cómo no!
¿Por qué nadie me dijo desde el inicio, que mis treinta años y cuatro meses laborados, no contarían como antigüedad?, que solo se contabilizan para jubilación los años ya con base; por qué no me ofrecieron desde el inicio la planta, si al parecer valoraban en mucho mi trabajo. De qué tenían miedo, ¿de mi honestidad, de mi franqueza, de mi falta de dobleces…? Yo, ¿les incomodo? Pues a mí, me son poco dignas de respeto las personas falsas, las demasiado “polites” para su conveniencia personal.
Que cómo empecé en esta hermosa profesión del magisterio y la academia, la respuesta sintética es: empecé desde niña. Seguramente ya traía en mis venas la veta que le da consistencia: el amor al prójimo y el amor al conocimiento, que comprende a todas las ciencias y las artes. Y a partir de la adolescencia, también contribuyó la admiración que me inspiraron algunos de mis maestros de la Secundaria.
Cómo se volvió parte de mi piel y de mi respiración, porque encontré en la docencia una cobija para mis aspiraciones, las que jamás incluyeron la política por ascender en lo político o administrativo, solo busqué siempre ser mejor maestra, lograr interesar a los alumnos en mis materias, o cursos y mostrarles el camino hacia ser autodidactas: descubrir la llave del acceso al saber por sí mismos.
Empecé dando clases en bachilleres, a donde fui a dar, invitada por el rector de una nueva universidad, cuando yo aún era estudiante de carrera. Pasaron los años, realicé una maestría, cuando ya daba clases en varias carreras.
Luego de una llamada preguntando por mí en la universidad donde entonces laboraba, se me invitó a colaborar como profesora en el Departamento de Letras en el Tecnológico de Monterrey, allí permanecí como profesora de Cátedra durante más de veinticinco años.
Casi al mismo tiempo que empezó mi ciclo de profesora en el Tec, entré a formar parte en la UANL de la planta de maestros de la Escuela de Economía. Ingresé gracias a un amigo de mi hijo que me comentó que habría una vacante para mi área. Me entrevisté con el entonces Director de la Facultad, y sin saber en que condiciones estaría laborando, con mucho gusto acepté. Comencé dando un curso de hora y media para dos grupos, ya que yo pedí que así fuera dividido el único de primero que tenía más de ochenta alumnos; el director me dijo que no podría pagarme por dos grupos, le dije que no importaba, pero que eran demasiados para lograr algo realmente bueno con ellos (enseñé mis barajas, mostré mi desinterés por lo económico).
Los siguientes 30 años son ya historia. Hoy fue un día largo, en el que vi correr treinta años de mi vida que parece no cuentan.