CIUDAD DE MÉXICO.- La felicidad no es un ente que se deba perseguir insistentemente, sino un estado asociado a una emoción positiva y para muchos filósofos constituye el fin último de las personas, relacionado más con una forma de caminar por la vida, que con el lugar al cual se llega, explica un informe difundido por la Dirección General de Comunicación Social de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Al respecto, desde la Universidad de Navarra (España) remarca que la vida de las personas precisa de puntos de referencia y su acción necesita marcarse objetivos. Por lo tanto, sus expertos explican que todos, por naturaleza, queremos lograr la felicidad, pero, nos guste o no, hemos de reconocer que la ciencia no puede colmar dicha ansia, por mucho que sus logros puedan contribuir a un aumento del bienestar material.
Al poner en medio del debate a la ciencia, un artículo difundido por la Biblioteca de la Universidad Pontificia de Salamanca (España) señala que el progresivo avance del conocimiento científico-técnico ha ido sumergiendo a las personas de manera creciente en una cultura moderna, con sus métodos, más comodidades, mayor facilidad de comunicación, mejores condiciones sanitarias y mayor poder sobre la naturaleza. Sin embargo, la ciencia no puede asegurar nuestra felicidad presente y futura, afirma.
En este punto, desde la ciencia ponen el foco en ciertas reacciones químicas que se producen en el cerebro y que repercuten en el estado de ánimo y en la percepción de la felicidad de las personas. Así es como hacen referencia a cuatro hormonas que tienen una gran influencia en las emociones: dopamina, oxitocina, endorfina y serotonina.
Las hormonas mencionadas son neurotransmisores que influyen en el estado de ánimo de la personas y que pueden activarse o estimularse fácilmente a través de algunos cambios en nuestros hábitos. Cuando estas reacciones químicas se producen en el cerebro, suelen producir sentimientos de felicidad, según destaca un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard. A continuación te contamos cómo estimular estas cuatro hormonas de la felicidad.
Dopamina: es una hormona asociada a las sensaciones positivas, el bienestar y el enamoramiento. Para estimularla se recomienda dormir adecuadamente, tomar contacto con el aire libre y realizar ejercicio.
Oxitocina: es una hormona vinculada al afecto, al placer y a la confianza. Para estimularla se aconsejan los besos, comer chocolate negro, reír, consumir hierbabuena y dar abrazos.
Endorfinas: esta hormona es capaz de aliviar dolores y causar sensación de bienestar. Puede estimularse realizando actividades que te gusten mucho: reír, bailar, leer, hacer ejercicio y escuchar música, entre otras.
Serotonina: en este caso es una hormona que se vincula al control del estado de ánimo, las emociones, el apetito y la temperatura del cuerpo. Se estimula al practicar sexo, al ser agradecidos con alguien o mediante alimentos como plátano, huevo y lácteos por su contenido de triptófano.