Especialistas del Centro Universitario contra el Cáncer de la UANL aseguraron que aquellas mujeres en etapa de lactancia tienen un menor porcentaje de desarrollar cáncer de mama.
La oncóloga de la Universidad Autónoma de Nuevo León Jackeline Lara Campos explicó que, además de proporcionar un alimento lleno de nutrientes, la mujer que amamanta experimenta un cambio en las hormonas del cuerpo que provoca una barrera importante en el combate a las enfermedades.
"Es favorable para el cuerpo, se deja descansar al estímulo de los conductos por los estrógenos y entra en rol otra hormona que es la progesterona y la oxitocina y todo esto le permite ´resetear el sistema´. Aparte ni qué decir de todos los beneficios que brinda al bebé y a la mamá también. Entonces sí tiene un factor protector claramente establecido ya que las células malignas difícilmente pueden proliferar.
"Hasta desde el punto de vista estético, la leche materna reduce las calorías. Aunque la lactancia recomendada es con apego inmediato, las mujeres que se valen de dispositivos para drenar la leche desarrollan una especie de protección. Mientras una mujer siga teniendo el estímulo de sacar la leche de su seno, las hormonas se mantienen a favor", explicó Lara Campos.
La especialista del Hospital Universitario "José Eleuterio González", mencionó que el riesgo de padecer cáncer de mama se presenta con mayor frecuencia en mujeres que superan los 50 años y factores como la genética son importantes para la elaboración de un diagnóstico.
Sin embargo, dijo que en la última década se ha registrado incidencia en personas menores a 40 años, quienes con frecuencia enfrentan este episodio por el temor que tienen de acudir a una revisión médica, aunque esto les permitiría detectarlo a tiempo.
Añadió que la autoexploración es la forma más efectiva de detectar posibles anormalidades en el seno y que este procedimiento debe realizarse de forma regular y frente a un espejo.
A la par de esta revisión, realizarse una mamografía de manera anual es lo más recomendado para descartar cualquier riesgo.
"A partir de los 25 y hasta los 39 años se recomienda un examen clínico. Ir con el ginecólogo de manera regular. Si existe alguna palpación anormal, debe solicitarse un ultrasonido en pacientes jóvenes debido a que el tejido mamario es más denso. Y a partir de los 40 años, lo ideal es hacerse la mamografía obligatoriamente para tener la capacidad de detectar cualquier posible anomalía".
Por último, enfatizó que el cáncer de mama puede desarrollarse de forma hereditaria. En todo caso, a diferencia de lo que se piensa, no es la mayor causa de esta enfermedad.
También recalcó que padecerlo no es sinónimo de muerte y que en la actualidad existen muchos tratamientos para combatirlo si es detectado a tiempo.
"Los casos de este tipo rondan entre 10 y 15 por ciento cuando se tienen familiares de primera o segunda línea que hayan tenido antecedentes de cáncer. En ocasiones vale la pena hacerse un estudio genético para valoración o cuando pueden ser casos esporádicos.
"Si existen dudas acerca de algún diagnóstico, es válido pedir una segunda o tercera opinión. Una paciente que tiene cáncer puede vivir muchos años, incluso puede curarse, dependiendo de la etapa en la que se encuentre. Nunca debe permitirse que personas que carecen de información den un diagnóstico terminal; siempre hay algo que hacer".
El Centro Universitario contra el Cáncer de la UANL atiende más de 4 mil 200 consultas al año, contabilizando pacientes de primera vez y subsecuentes.