La llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar está a la vuelta dela esquina y aunque en el norte de México son más los seguidores de Santaclós, hay familias que conservan la tradición de recibir a los Reyes Magos, aquellos tres seres de Oriente que acudieron a adorar al Niño Jesús.
El proceso de escribir la carta a los Reyes Magos es una actividad muy emotiva y uno de los momentos más especiales que los padres comparten con sus hijos, pero, además, puede suponer una gran oportunidad para educar en valores, más allá de una sencilla lista de deseos de regalos.
El proceso, dicen especialistas pedagogos, debe ser compartido, que sirva para reflexionar sobre las cosas a mejorar; enseñar a nuestros hijos a ser solidarios, moderados y agradecidos.
Para aprovechar esta actividad como oportunidad educativa hay que propiciar que el niño o la niña tenga que pensar sobre sus deseos, es decir, que le gustaría tener, hacer, descubrir. Es en este momento en que, como adultos, podemos intervenir en el proceso dando consejos, pero sin presionar.
De acuerdo con el psicopedagogo Omar Ferri, escribir la carta invita a reflexionar sobre las cosas que pueden mejorar, hacer un repaso al desarrollo del año para el niño. Puede ser un momento en el que el menor reflexione sobre sus conductas o experiencias que le han sido positivas y compartirlas.
Este momento también puede servir para enseñar a nuestros hijos a ser solidarios; podemos sugerir la inclusión en la lista de regalos, a niños que no tengan regalos y elegir para ellos mismos, una prudente cantidad de obsequios, evitando cosas sin sentido.
También podemos invitar a los peques del hogar, a pedir deseos, como la salud de algún familiar o amigo, un mensaje por la paz o bien, pedir la resolución de algún problema que en familia se viva.
Y así como pedimos, se puede invitar a los pequeños a ser agradecidos con los regalos que los Reyes han traído en ocasiones anteriores y plasmarlo en la carta.
Y lo más importante, una vez hecha la especial carta, la noche del 5 de enero no se debe olvidar ponerla en el zapato, para que Melchor, Gaspar y Baltasar puedan dejar sus regalos y despertar el día 6 con sus presentes para luego disfrutar un buen trozo de rosca y chocolate.